A veces me pregunto ¿a dónde va el tiempo cuando se va?, estamos
acostumbrados a medir el tiempo: Años, meses, días, horas, minutos, segundos.
Estamos acostumbrados a agendar todo lo que hacemos, de manera tal que
cuando un solo evento planificado se modifica inesperadamente, todo nuestro
mundo, cae. Si, en cierta forma la posibilidad de planificar cada evento que se
suscita en nuestra vida nos da cierta sensación de control, de seguridad. Nos
parece que somos capaces de controlar lo que sucederá dentro de un tiempo y es
así como sentimos que nuestra vida transcurre dentro de determinados parámetros
que fijamos. Creo sin lugar a dudas que este ha sido el tiempo en que las
personas realmente han perdido la noción del tiempo.
¿Te parece extraño que escriba esto?, uno suele pensar que “perder la
noción del tiempo” es todo lo contrario a lo que significa “controlarlo”, como
siempre no alcanzamos a darnos cuenta la forma en la que transcurre nuestra
vida. Personalmente, me gusta medir el tiempo en recuerdos, porque así es como
me gusta pensar en mi vida y la manera en la que transito por ella.
Hace algunas semanas ví la fotografía de un abuelo y su nieto en una
heladería, en la fotografía el anciano contemplaba con tristeza a su nieto, quien
ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor jugaba con el celular, con los
audífonos puestos. En la parte superior de la fotografía el siguiente texto:
“Niño, se te está
acabando el tiempo y ni siquiera te das cuenta”
Sucede que a todos se nos está acabando el tiempo, pasamos el tiempo como
ese niño, ajeno a nuestras propias realidades, dejamos de lado cosas que son
importantes por aquellas que “creemos” que son importantes. Perdemos la noción
del tiempo, porque perdemos de vista muchas cosas. La primera de ellas: No
somos capaces de adelantarnos a nada de lo que irá a pasar el siguiente minuto.
Elegimos pasar nuestros días contándonos el cuento de que controlamos lo que
pasa en nuestras vidas mientras mejoramos nuestra capacidad de reacción ante lo
inesperado, pero la vida pasa mientras vivimos una fantasía.
Me gusta leer, por eso te comparto lo que voy encontrando que me parece de
interés, en ese entendido hallé en un slogan que decía lo siguiente: generando
la realidad del futuro. ¿Puedes generar algo en el futuro?.
Sabes después de ver y analizar el comportamiento de las personas, recuerdo
permanentemente al principito, este maravilloso libro que mi padre me regalo
cuando tenía diez años. He leído este libro muchas veces, creo que es el único
que leí mas de una vez y siempre me quedo pensando en las personas y la forma
que tienen de vivir en sus propios mundos. Si tuviste la oportunidad de leer el
principito, entonces recordaras que en su paso antes de llegar a la tierra,
conoce al hombre que creía tener el poder, al hombre que calculaba o al que le
gustaba ser admirado, todos ellos solos en su propio asteroide. Si prestas
atención, verás que las personas vivimos de la misma manera. De nuevo, es tan
fácil perder la noción del tiempo. Despertamos como de un sueño solo cuando
algo muy fuerte nos sucede, entonces empezamos a darnos cuenta que perdimos
nuestro tiempo.
No, no controlamos nada; ni siquiera podemos adelantarnos al clima, aunque
veamos o leamos el reporte diario, He escuchado a muchas personas molestarse
porque pensaron que esperaría un día soleado y en cambio amaneció nublado.
Podría citarte muchos otros ejemplos, la religión no esta exenta de esto, muchos
de nosotros pasamos años de nuestra vida pidiendo aquello que creemos
necesitar, lo cierto es que lo hacemos porque no aceptamos las cosas como en
realidad son.
Muchas veces me he preguntado ¿por qué reaccionamos negativamente cuando
sucede algo que no esperábamos?. No podemos esperar que algo bueno salga de
aquello que recibimos con pesar o molestia porque de esta manera estamos
cegándonos a todo lo bueno que viene con ello. Creo que es cierto que “el auto va
a donde van tus ojos”, como dice en el libro el “El Arte De Conducir Bajo La
Lluvia”.
¿Cuál es la realidad que vives?, ¿hacia dónde va tu “auto”?.