Cada nueva semana me siento a escribir, buscando en mi mente las palabras adecuadas, las mejores, aquellas que puedan transmitir el mensaje que voy a compartir contigo, de la mejor forma posible. Hoy no es diferente, creo que por ello he utilizado las palabras que conforman el título esta semana.
Quizá tú estés preguntándote: ¿pasos de gigante?, ¿en que sentido puedo interpretar esto?, como siempre en el mejor sentido, ¿existe otro?.
Creo que si midieras lo hecho hasta aquí en tu vida, te darías cuenta que has dado verdaderos pasos de gigante, ahora, la pregunta es ¿esto ha sido algo bueno para tí?. Si ahora mismo, no estás atravesando tu mejor momento, no te sientes bien y francamente no sientes que eres feliz; quizá no estás evaluando tu vida con la claridad que deberías.
Antes que nada, déjame decirte que no creo, con absoluta sinceridad que exista una sola persona que no haya recorrido su propio camino, en dirección hacia su felicidad. Si piensas lo contrario, es porque aún no has comprendido que todo, absolutamente todo sucede para nuestro bien y el que tú no lo aceptes no va a hacer que el camino se haga más fácil, todo lo contrario; solo te ocasionará más frustración y más tristeza.
Empieza por valorar cada cosa que has hecho hasta ahora, todos damos pasos de gigante en nuestras vida, pretender que la vida sea un camino llano, sin piedras, es como esperar que un día existan rosas sin espinas, sabemos que no es así; entonces aprendemos a manejarnos en caminos pedregosos, aprendemos a navegar en aguas turbulentas, con la convicción de que todo, absolutamente todo contribuye a nuestro bienestar, nuestra fortaleza y nuestra felicidad.
Abraza cada error, como la más valiosa de tus lecciones y no pelees con las circunstancias "adversas", déjalas que fluyan, sabiendo que nada dura para siempre.
Quiero compartir contigo, algo que me sucedió esta semana: Desde hace varios años que alimento a una aves que vienen a mi jardín por la mañana. Disfruto tanto al verlas con sus vistosos y variados colores que es un momento que realmente alegra mi día. Sin embargo, hace unos días, ellas habían dejado de venir, se fueron exactamente como habían llegado. La vida suele cambiar de un día para el otro, imagino que eso lo sabes tan bien como yo.
Una mañana después de varias de esperar verlas nuevamente y días de tratar de descubrir cuál es la razón por la cual ellas ya no venían, miré al cielo y le dije a Dios que me daba pena que ya no vengan, pero que si eso era lo mejor, que estaba bien. Simplemente elegí no pelear con la situación, decidí aceptar el curso de las cosas y avanzar con ellas, sentí tranquilidad. Para mi sorpresa, al día siguiente, ahí estaban ellas, habían regresado.
Creo que cuando dejamos de darle tantas vueltas a algo que nos aflige o nos preocupa, cuando aceptamos que la vida transcurre de un modo y que nosotros lo hacemos con ella; es cuando empezamos a ver el verdadero cambio. No hay peor forma de perder tiempo y energía que persiguiendo algo que ya no forma parte de nuestra vida.
Dar pasos de gigante en dirección hacia nuestra felicidad, es también aceptar que uno debe simplemente avanzar con la vida, dando la bienvenida a todo lo nuevo que pueda presentarse.
Puede que tú no lo veas con absoluta claridad en este momento, pero ten la seguridad de que has dado pasos de gigante en dirección a tu felicidad, valora tu esfuerzo y permítete sentir felicidad por ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.