¿Alguna vez has prestado atención a todo aquello a lo cual le das la bienvenida en tu vida?, creo sin temor a equivocarme, que la "prisa" de los días no solo nos ha quitado el disfrute de la vida, también ha secuestrado nuestra atención.
En estos últimos días, he mirado con absoluta sorpresa a dos personas, completamente sumergidas en el móvil, al punto que no escuchaban lo que les decía aunque se los estuviera diciendo a gritos.
Fiel a mi costumbre de analizar el comportamiento humano, desde la emocionalidad, me atrevería a decir que esto obedece a la necesidad intrínsica de desconectar de la vida, un fenómeno muy común en los últimos tiempos, simplemente; porque no nos gusta lo que vemos, no nos gusta la vida que tenemos.
Creo que alguna vez, te dije, la necesidad permanente y el consiguiente compromiso que tenemos con nosotros mismos, de revisar nuestras prioridades, las cosas que nos disgustan de nuestra propia vida, lo que nos aleja de la felicidad, ¿te parece extraño? Tú solo recuerda, que nosotros cambiamos de forma permanente, por lo tanto se hace necesario que vayamos haciendo ajustes a medida que avanzamos.
Desde esta perspectiva, una de la cosas que debemos defender a capa y espada, es la alegría de estar vivos, la que debería ser la mejor experiencia de nuestra existencia. Hace falta defenderla de las horas grises, de las horas de desaliento, de las heridas que pretenden dañar el alma, de los ladrones de luz. A estos últimos, has tenido el infortunio de encontrarlos por ahí? Si así lo hiciste, espero que hayas sido lo suficientemente inteligente para darte cuenta, que siempre hay algo de luz, en toda oscuridad y que las horas grises llegan también, para dejar algo de luz a nuestras vidas. Ten cuidado, por tanto, a dónde va tu atención en tiempos de oscuridad.
A veces, de una forma imperceptible, damos la bienvenida a emociones mal dirigidas, que terminan por instalarse en el alma, hasta que poco a poco, la van horadando al punto de apagar su luz. Con los años he aprendido a reconocer las señales que emite el cuerpo que indican que el alma esta sufriendo.
Lo primero que puedo decirte, es que jamás dejes de ver las cosas buenas que pasan en tus días, en cada uno de ellos, porque como bien debes saber, en tiempos de oscuridad, el alma se siente naturalmente inclinada a sumergirse en un mundo de silencios y amarguras. Ese es el momento exacto, en que debes hacer el esfuerzo para salir a flote, emitiendo tu luz propia.
Busca todas las formas posibles en las que Dios esta obrando en tu vida. En las personas, en las palabras de aliento, en todos esos pequeños detalles que te han hecho sentir bien, que han conseguido sacarte una sonrisa, pero sobre todo, hazte una sola pregunta:
¿Y si no me estuviera ocupando (preocupando) de esto, qué estaría haciendo?
Dar respuesta a esta pregunta, no solo dirigirá tu atención a todo aquello que estuviste descuidando, también hará que tu mente se vaya imbuyendo de nuevos proyectos y la ilusión que dan los nuevos inicios, te llevarán, poco a poco, a salir a flote de aquello que te atormentaba.
Estos son tiempos, en los que hay que salir en defensa de nuestra alegría!!