domingo, 4 de septiembre de 2011

CAMINAR CON PASOS SEGUROS....

Hola Amigos!!:
Con un nuevo mes llega también un poco de calor por estos lados del mundo, así mismo se va sintiendo un poco mas de calor en  los corazones de quienes nos aprestamos a disfrutar del regalo de la naturaleza que ya empieza a vestirse con sus mejores colores, un paisaje, magnífico que en suma no se puede dejar de mirar.
¿Qué semana han tenido?; aférrense siempre a los buenos momentos y no permitan que nada ni nadie, les robe los momentos de paz y felicidad, tengan la certeza de que las palabras y los actos hirientes provienen solo de personas cuyos espíritus se encuentran enfermos, oren por ellos y no alberguen ningún tipo de recuerdo o sentimiento negativo para estas personas, que la vida se pasa volando y no vale la pena gastar ni un minuto albergando pena o rencor.

Como siempre, trato de compartir con ustedes, todas aquellas cosas que vale la pena analizar y por supuesto reflexionar; en fin todos esos pequeños diálogos que sean para nosotros como los consejos que vamos recibiendo de un amigo, no les parece?.

En días pasados, recibí maravillosos escritos que hacen referencia a la autoestima y la voluntad de Dios y aunque ambos eran realmente interesantes y me invitaron a pensar sobre cada uno de ellos, el que indudablemente captó mucho más mi atención, fue el de la voluntad de Dios, motivo por el cual he titulado así, esta nuevo comentario.

Existe una lectura, que lleva por titulo el velero perdido, que trata sobre un velero que parte de un puerto hacia un destino determinado, sin embargo, durante el viaje, el navío se extravía, sin tener más rumbo que el que marcaba la brújula, sin embargo, llegan a un punto  en el que se encontraba un faro, éste enviaba señales intermitentes, cuyo mensaje era "regresar"; cosa que los marineros creyeron poco probable, pues tras consultar la brújula y el libro sobre faros, estaban irremediablemente perdidos, ¿regresar a dónde?, era indudablemente la pregunta que se hacían los marineros, ni las estrellas del cielo, ni nadie, les podía decir nada, salvo, ese faro en medio de la soledad.
Su mensaje, parecía algo difícil de creer, sin embargo en ausencia de otra alternativa, el velero regreso sobre la misma ruta, dentro de un tiempo, la oscuridad fue quedando atrás, para dar paso a la algarabía y el bullicio de la gente que esperaba en el puerto de partida.

Esta historia, es una de mis favoritas, porque a lo largo de mi vida, siempre me he encontrado en medio del océano de la vida. sin saber que hacer, que rumbo tomar; todos, creo yo, hemos zarpado alguna vez de puerto seguro, en busca de nuestros sueños, de nuestro destino, y cuántos no nos habremos extraviado en el viaje, a pesar de tener toda la ruta bien diseñada. 
Sin embargo, se nos olvida que junto al bagaje de sueños y metas que llevamos, también nos acompaña ese viejo faro, ese viejo amigo, al que no le importo partir hacia lo desconocido junto a ti, para decirte en medio de la soledad en la que te encuentras, "vamos regresemos sobre nuestros pasos". Ese amigo, al que todos en algún momento hemos llamado, es indudablemente Dios, que esta contigo, a pesar de todo, lo que creíste haberte alejado, a pesar de todos tus esfuerzos por dejarle atrás. Pues es indudablemente  característica del ser humano, caminar veloz, en pos de lo desconocido y olvidar la mano que guía nuestro camino.

Es cierto que Dios, nos ha dado como uno de sus principales regalos, la libertad, tenemos absoluta libertad de acción, y es; embriagados de esa libertad, que olvidamos que somos solo seres humanos y que en el momento de la dificultad, de los obstáculos, de la tristeza; comprobamos que no somos Dioses, entonces regresamos sobre nuestros pasos, para dirigir un pensamiento, una oración o quizá solo un pedido de ayuda, a nuestro Padre, nuestro Amigo, nuestro Dios.

El caminar con paso firme por la vida, implica saber que nuestra vida, esta en las manos de Dios, podemos tomar decisiones (acertadas o no); pero invariablemente, nuestro destino, descansa seguro en la voluntad de Dios y su amor infinito, para con nosotros.
Muchas veces se nos dijo que para Dios nada es imposible, y las palabras "pide y se te dará"; no son en absoluto desconocidas; quizá por esta razón, a veces nos vemos como niños caprichosos, pidiéndole a sus padres que le compren el juguete que quieren, y por momentos nosotros también hacemos grandes demostraciones de rabietas, cuando vemos que Dios, quien todo lo puede, no nos ha otorgado, lo que le hemos pedido. ¡Qué desilusión tan grande!, y nos quedamos a renegar o a llorar, con la pregunta en el aire: ¿Qué paso, si Dios todo lo puede?.

El desánimo y el desaliento que sentimos, nos lleva a dudar de nuestra fe, y entonces nos damos cuenta de que otras personas tampoco consiguieron lo que pedían con tanto fervor, algunas de ellas, ni siquiera pedían para sí mismas, lo hacían por los enfermos, las victimas de la injusticia, etc.
Y ahí es donde nos volvemos veleros perdidos, en el mar de la vida, las corrientes de los problemas, nos alejan cada vez más de la única fuente de bienestar, no conseguimos entender sus designios, y renegamos profundamente, porque nuestro sufrimiento, se une al de otras personas, de pronto la rabia, la impotencia, el desánimo, la inconformidad, etc., parecen ser la vivencia común de todas las personas, que creyeron encontrar en la fe, la llave mágica que convertiría sus vidas en un viaje placentero, sin sufrimiento, sin preocupación. 

Puede ser que en ese momento, en el que el espíritu se siente tan frágil, escuchemos a alguien echarnos la culpa, diciéndonos que Dios, no escucha a una persona que ha cometido muchas faltas, y que no es un modelo de virtudes, y entonces revisamos nuestra vida y sí, en ella encontramos muchos errores, muchas faltas, y empezamos a ver a Dios, como un juez implacable que no tiene piedad con aquellos que no cumplen sus mandatos. ¿Cómo fuimos capaces de pedirle algo al Dios todopoderoso, cuando no eramos dignos de él?.
¡¡¡NADA MAS LEJOS DE LA REALIDAD!!!

Dios no es ese Dios tirano que a lo mejor nos hicieron conocer cuando eramos niños, Dios, no es ese castigador implacable, que hará imponer su justicia a pesar de tu arrepentimiento y tu sufrimiento. 
Dios nos corrige con amor y escucha cada uno de nuestros pensamientos; él conoce lo que siente nuestro corazón y sabe cada una de nuestras intenciones; pero sobre todas las cosas; es nuestro padre, y es un padre amoroso, que conoce los destinos de cada uno de sus hijos; fuimos hechos a su imagen y semejanza, somos sus creaciones, por lo tanto conoce los errores y los aciertos que tenemos.

Cuando caminamos tomados de la mano de Dios; la vida se hace un viaje tranquilo, en el que no existen sorpresas desagradables, en el que impera la paz y la esperanza sale a flote ante toda situación de desgracia o de pesar; pero resulta que la fe, implica algo más que pedir lo que uno piensa que le hará bien en esta vida; sucede que la fe, implica algo más que rezar las oraciones que nos enseñaron de niños; sucede que la fe, implica algo más que ofrecer sacrificios.

LA FE IMPLICA AMOR Y CONFIANZA; porque si amamos a nuestro padre, aunque sea un poquito de lo que él nos ama, somos capaces de confiar en sus designios aún cuando no seamos capaces de comprenderle.
Dejemos por un momento, que nuestro pensamiento descanse en su voluntad. Si bien aquello que pedimos con fe, parece ser lo que nos hará felices, o aquello que precisamos; Dios tiene una mirada que va mas allá de nuestra pobre existencia.
Puede ser que la pena, el sufrimiento, la desgracia que nos parece experimentar hoy, sea realmente parte de una buena y maravillosa experiencia más adelante. Solo Dios conoce nuestro camino, hasta el momento final, él nos ama, y su voluntad, nunca estará lejos de nuestro bienestar. 

La fe, implica caminar con paz en el corazón, con un rostro alegre, a pesar de todo lo malo que nos suceda, porque depositamos nuestro amor y nuestra confianza en Dios; porque tenemos todo el derecho de esperar lo bueno, si hemos sido capaces de conocer a Dios, su infinita y maravillosa obra en nuestra vida.
Porque el amor que él nos tiene, nos hará los seres humanos que él sabe que podemos ser, y dejarnos moldear por su amor, no será un camino tortuoso, más por el contrario, iremos aprendiendo con amor, pero para ello, tenemos que confiar en que Dios sabe lo que hace, aunque muchas veces no seamos capaces de entenderle.

La vida es mucho más tranquila y llena de paz, si aceptamos que somos capaces de tomar decisiones sin albergar el temor al no saber si estamos haciendo lo correcto, porque nuestra confianza, descansa en el amor de Dios, que no permitirá que nuestros errores nos cuesten muchos días de pesar o de preocupación. 
Solo así, podemos caminar con pasos firmes, seguros de que hay alguien que cuida nuestros caminos; lo único que debe ser objeto de nuestra atención, es cuidar nuestro espíritu, para que cada día seamos veleros más seguros, a quienes ninguna tormenta, por fuerte que sea, podrá derribar; porque del resto, se ocupará Dios, si tú se lo permites.

Que tengan una magnífica semana, les agradezco por sus lindos mensajes y les invito a que se hagan seguidores o inviten a alguien a que lo haga. Hasta la próxima.
















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