domingo, 24 de julio de 2016

HAY QUE TENER MALA MEMORIA

Amigos:
Bienvenidos!!!. Aquí estamos, frente a la última semana de Julio; ¿cuál es el saldo que les deja?. Si pensamos en la vida como la suma de momentos felices y tristes, ¿cuál es el saldo que les deja este mes?, me gustaría pensar que una mayoría tiene atesorado en sus corazones un cúmulo de momentos felices, lo que en definitiva me lleva al tema de esta semana:

Para ser feliz hay que tener mala memoria

Uno puede y de hecho esta en su derecho de recorrer tantos caminos como la vida y Dios se lo permitan, nuestro paso por la vida es libre y así de libre es nuestra elección de acumular lecciones, recuerdos, enseñanzas.
Tengo la costumbre de leer y reflexionar todo aquello que ha llamado mucho mi atención, esta semana elegí esta frase que encontré por ahí, no pude estar mas de acuerdo, aunque muchas personas a las que se las transmití no coincidieron con mi parecer.

Y es que a las palabras hay que darles vida, eso es lo más maravilloso de nuestro lenguaje, uno puede transmitir tanto con tan solo unas cuantas palabras.
Esta frase es un gran ejemplo, pues personalmente creo que uno debe necesariamente tener mala memoria de todos aquellos eventos que nos hirieron, que nos causaron un hondo pesar, de todos aquellos eventos que dejaron una "herida" en nuestros corazones.... ¿tiene alguna utilidad traerlos permanentemente a nuestro presente?.

Si, creo que para ser felices hay que tener mala memoria para olvidar aquellos rostros que amamos un día y que en su día fueron quienes nos lastimaron de una forma que jamás habríamos imaginado.. 
Si, hay que tener mala memoria para olvidar tantos lugares que habrán presenciado nuestras lágrimas.... Si, hay que tener mala memoria para no recordar el cúmulo de palabras que hirieron nuestra alma al punto que pensamos que no podríamos seguir....

Si, definitivamente hay que tener mala memoria para poder ser felices, porque atesorar tantos momentos oscuros, tantos rostros hirientes que duelen en el alma, no tienen utilidad alguna.
Recordar los momentos felices, esos sí que valen mucho la pena, porque volver a recordarlos es volver a vivirlos, es esbozar una sonrisa con sabor a felicidad en el alma.
Hay que tener "buena memoria" para todo aquello que merece la pena recordar, porque recodar los mejores momentos de una persona o ser querido que nos hizo felices un día, es el mejor homenaje que le podemos hacer no solo porque hoy ya no esta, sino a nuestra vida misma, porque nuestra vida puede ser contada en pequeños y grandes momentos felices y es que si uno ve de aquí para atrás, uno bien puede decir que ha sido una buena vida, que ha sido  una vida que bien merece ser vivida.

Lo que me lleva a la segunda parte de esta entrada. Saber reconocer que nuestra vida no se desarrolla en momentos eternos, ni la tristeza ni la alegría se eternizan en nuestra vida, pasa; todo pasa en su tiempo por ello es justo decir que nuestra vida pasa en ciclos, que cada uno finalice a su turno no es algo que deba dejarnos tristes, más por el contrario es sano y es sensato reconocer que cada ciclo ha sido feliz, a su modo, a su propio ritmo.

Cada ciclo ha dejado algo definitivamente bueno, porque la vida es lo que cada uno elige; uno puede llenar sus recuerdos con el dolor de las despedidas, con la amargura de las caídas, con el rencor de las heridas que no pudieron cerrarse o uno puede cerrar cada ciclo con la gratitud hacia aquellas personas o seres queridos que en su día llenaron nuestros días con la luz de la felicidad, con la alegría de todos esos momentos o lugares que dejaron gratos recuerdos en nuestra mente y en nuestra alma.

No hay en definitiva razón para vivir en el pasado, y más aún un pasado que uno que se cuenta un millón de veces añorando a quienes hoy ya no están y no estarán más o peor aún, echando de menos a a quienes probablemente hoy todavía están cerca pero ya no en nuestra vida.
No tiene ninguna utilidad aferrarnos a un ciclo que ya se cerró, no hay razón para recordarlo con tristeza pues esa melancolía puede estarse robando la alegría de el nuevo ciclo que inicia y es que si fuimos felices un día, con seguridad hoy estamos rodeados de nuevas alegrías, porque esa es la vida.

Las despedidas y la muerte forman parte de ella, pero no son la vida misma pues la vida misma es la alegría que atesoramos en el alma; una que resulta de cada ciclo vivido, solo que a veces hay que saber darse cuenta el momento en el que cambiamos de vagón, el momento en el que ya estamos en nuevas circunstancias, con nuevas personas y saber ser feliz con ello....

En suma, si, yo creo que hay que tener mala memoria y tu?.

Que saques el mayor provecho de esta última semana!!!, me despido con esta preciosa canción de Diego Torres. Hasta la próxima.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.