domingo, 8 de abril de 2012

UNA PERSONA NUEVA

Amigos, felices pascuas!!, bienvenidos:
¿Cómo han pasado la semana santa?; ¿qué cosas maravillosas han descubierto en estos días?, yo espero que hayan sido días en los que no solo hayan podido salir un poquito de la rutina de todos los días, sino también en los que hayan podido pensar en las cosas del espíritu y no tanto en las cosas de este mundo.
¿Qué puedo decirles?, que yo he tenido una semana muy interesante, he aprendido muchas cosas y he disfrutado también de muchas otras, y es que han sido días en los que nuevamente he podido advertir un ambiente pacífico, un ambiente de mucho silencio, quizá de recogimiento interior por parte de las personas, como normalmente suele suceder en fechas como estas.

Revisaba hace algún tiempo una reflexión sobre el perdón, sobre las nuevas oportunidades y sobre las vivencias del pasado. Tres aspectos por demás interesantes y como no podía ser de otra manera, esta lectura atrapó mi atención, podría enumerarles muchas razones por las cuales fue así, pero al final todo se resume  a una sola; ¿cuál?: El perdón.
En las diferentes reflexiones que he oído en estos días, se ha ido repitiendo la expresión: Hombre nuevo, dejar atrás al hombre viejo y seguir como un hombre nuevo. Pero ésta afirmación implica mucho reconocimiento de nuestra parte, implica mucha aceptación de todo cuanto se ha vivido y eso es en algunos casos, muy difícil porque no se puede pensar en una persona nueva si antes no ha existido el perdón.

¿Quién puede decir que no ha cometido errores?, no conozco a nadie que no haya tropezado en la vida, que llevado por razones; en su momento muy valederas; haya cometido errores que hasta el día de hoy le gustaría poder olvidar. Desafortunadamente no se puede y éstos recuerdos se convierten en los protagonistas de muchos momentos de tristeza, de culpa y de arrepentimiento, pero sobre todo de temor.

Temor, porque sentimos miedo de volvernos a equivocar, sentimos miedo de volver a lastimar a nuestros seres queridos, albergamos temor por muchas razones, pero la mayor de todas, es que reconocemos que somos débiles, que no pudimos actuar correctamente, que probablemente ni siquiera nos dimos cuenta de los pasos equivocados que estábamos dando, y esa inestabilidad que ofrece el reconocernos débiles nos hace también personas temerosas y desconfiadas de nuestros propias actos y decisiones.

Es tal el malestar espiritual y emocional que albergamos que tratamos de encerrar en un baúl todos esos malos recuerdos, tratamos de dejarlos atrás empezamos a trabajar en incrementar nuestra fortaleza y nuestra seguridad, pero un buen día una sola palabra, dicha quizá al azar, un solo lugar al que pensamos que nunca más regresaríamos, una sola persona que no veíamos hace ya mucho tiempo, traen de nuevo al presente todo lo que queríamos enterrar y volvemos a ser esas personas que pensamos que ya no existían.... todo vuelve otra vez.... ¿Por qué?

Porque sensiblemente uno no escapa de los errores cometidos, no es tan sencillo como desechar un par de zapatos que se compraron erróneamente, uno debe encarar lo que hizo en en el pasado, con todo lo que ello implique, repasar lo que se hizo de bueno y de malo, con la diferencia de que las cosas equivocadas que se pudieron realizar no definirán el camino que tomemos a partir de hoy, no cambiarán las personas que somos hoy.

El poder enfrentar esos fantasmas del pasado con la mirada y la experiencia del presente, nos convierte en personas mucho más fuertes, porque somos capaces de reconciliarnos con las personas que fuimos en el pasado, aceptar la forma determinada en la que nos comportamos, disculparnos con quien debamos hacerlo, y perdonarnos por aquellas fallas que en la mayoría de los casos se cometieron por ignorancia.
En la vida uno no nace sabiéndolo todo y es solo por medio de las vivencias buenas o malas de cada uno de nuestros días que podemos mejorarnos con el paso del tiempo.

El solo hecho de ser capaces de distinguir entre un error y un acierto, nos hace mejores personas, porque nos otorga experiencia de vida, porque vamos aprendiendo con cada cosa vivida y nuestras días no se resumen a solo dejar pasar el tiempo. Pero ¿qué sucede cuándo éstas equivocaciones nos quitan la tranquilidad y la paz interior?.  El revivir constantemente episodios de nuestras vidas que encierran hondo pesar y culpabilidad solo nos hace más vulnerables, solo nos recuerda a una persona que ya no somos, porque gracias a todas esas caídas hoy somos personas diferentes aunque quizá el remordimiento no nos permita verlo con claridad.

Es posible seguir adelante, a pesar de las caídas, es posible llegar a conocer a las nuevas personas en las que nos hemos convertido, pero es posible solo si conseguimos perdonarnos por todo lo realizado, si dejamos de escapar de nuestros propios recuerdos, si somos capaces de mirarnos con los ojos del alma, reconocer que equivocamos el camino y reconciliarnos con nosotros mismos. Y solo conseguiremos perdonarnos sinceramente cuando seamos capaces de mirarnos con amor, a pesar de todo, a pesar de lo imperfectos que creemos ser, porque solo cuando seamos capaces de vernos con amor, podremos se capaces de continuar nuestro camino seguros, libres de culpas, con una visión clara y un espíritu fuerte.

Entonces podremos sentirnos realmente personas nuevas, porque hemos sido capaces de despedir a las personas viejas que ni siquiera nosotros ya reconocemos, porque hemos perdonado de corazón, y un buen día podremos mirar nuestro pasado y aceptarlo, sin culpas, sin remordimientos, sin temores, sin tristeza, albergaremos alegría y gratitud porque si no hubiéramos equivocado nuestros pasos, nunca nos habríamos dado cuanta de cuál era el camino correcto.

Es necesario que recordemos que eramos y somos buenos, que fuimos hechos del amor de Dios y que es por ese mismo amor que él nos otorga el perdón, entonces no podemos hacer más que responder con el mismo amor en nuestras vidas. Si habiéndonos arrepentido, Dios nos perdona, debemos esforzarnos por perdonarnos a nosotros mismos, para poder seguir como las personas nuevas que Dios quiere que seamos.

Que tengas una linda semana. Hasta la próxima!!.


Fotografía "White party" (Ing. Rosario Domínguez)

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