domingo, 9 de diciembre de 2012

YA ES TIEMPO DE VOLVER A CASA

Amigos, bienvenidos!!!:
¡Feliz tiempo de adviento!; ha transcurrido ya la primera semana de este maravilloso tiempo de espera, se ha encendido la primera luz de cuatro que iluminaran nuestro espíritu, preparándolo para recibir la llegada de Jesús; y es que así de maravilloso es Dios. ¿Quién más podría amarnos tanto que nos regala la oportunidad de dejar al hombre viejo lleno de culpas, de tristezas, de rencores para dar paso a ese hombre nuevo fortalecido, lleno de esperanza y fe con cada nueva navidad?.....

Mientras observo la maravillosa manera en que caen las gotas de lluvia en las hojas de los árboles y el viento agita cada rama de ellos; recuerdo que al transcurrir este año he tenido la dicha de ver el rostro de Dios en toda su creación, y me he maravillado cada vez que he visto la belleza de su amor traducida en cada cosa, animal o persona que habita el mundo; me he sorprendido al ver la fortaleza que muchas personas me han demostrado cuando han sido capaces de levantarse de sus caídas y he sentido gratitud con aquellos que han hablado con sinceridad... 

Pero preparar nuestro espíritu para una nueva navidad, implica algo más que atesorar los recuerdos maravillosos que este año nos va dejando; es recordar cada tropiezo y cada caída; es preguntarnos, si realmente nos sentimos bien; si llegada la noche podemos recostar la cabeza con tranquilidad, con paz o por el contrario lo hacemos con el espíritu apesadumbrado, turbado quizá por un inmenso conglomerado de preocupaciones, temores y dudas, frente a los cuales nos vemos indefensos o frustrados......

Dicen que recordar es volver a vivir; yo creo que recordar es revisar el viejo cuaderno de apuntes, porque es preciso revisar lo vivido para poder avanzar con más conocimientos, con mayor seguridad, a paso firme.  
este tiempo de espera, nos invita a pensar sobre todo aquello que estamos haciendo mal; por nuestro propio bien espiritual; porque si no conseguimos recuperar la salud de nuestra alma, no habrá riqueza por grande que sea que llene el inmenso vacío que deja en el corazón la salud deteriorada de nuestro espíritu.

Esta semana, durante un encuentro con algunas personas; se relataban distintos escenarios en los que se narraban diferentes situaciones de malestar que cada uno de ellos tenía, experiencias recientes o lejanas que dejaron una huella profunda en el corazón que iban deteriorando el alma; palabras como odio, tristeza y culpa aparecían constantemente en una y otra participación. 
Yo me limitaba a escuchar, me di cuenta que uno a uno enfrentamos nuestras propias batallas; y que cada una de ellas en completamente diferente de otras.... Se nos pide ser capaces de enfrentar nuestros propios demonios y esa es una empresa por demás complicada.

¿Cómo se puede ser capaz de saber con qué demonio estamos enfrentándonos?; la respuesta es sencilla pero requiere de cada uno un análisis profundo de su estado actual; ¿qué es lo que nos ocasiona malestar?; ¿qué suceso amargo o triste desencadeno un estado de nuestro espíritu que hoy nos pesa?.... Solo cuando seamos capaces de responder a estas preguntas, podremos saber qué es lo que debemos hacer.

Más allá de la respuesta que cada uno encuentre de acuerdo a su propio análisis, es bueno que recordemos que no existe nada para lo cual no exista una solución. Así como nosotros fuimos capaces de adentrarnos en la oscuridad que hoy envuelve nuestro espíritu, así también somos perfectamente capaces de salir hacia esa maravillosa luz que es la vida.... No es fácil, no será tan fácil como fue sumirnos en medio de esas tinieblas, pero con mucha perseverancia, mucha voluntad y mucha fe; lograremos recuperar esa salud espiritual que nos conducirá a nuestro propio camino; a esa montaña cuya cima tiene nuestro nombre grabado en ella.... Es posible llegar hasta allí y constatar que nuestra existencia no transcurría en vano, que nosotros fuimos hechos con el amor de Dios para cumplir una tarea que solo nos corresponde a nosotros.

¿Cómo podemos empezar a curar nuestro espíritu?; buscando caminos opuestos a los que ya hemos recorrido que solo han traído infelicidad, solo así se puede empezar a albergar la luz que nuestro espíritu perdió.

La oscuridad no se apoderó de nuestra vida de un día al otro; su paso fue lento, casi imperceptible; hasta que ya no pudimos ver el camino, nos faltaba claridad para poder seguir, nuestros pasos empezaron a tornarse inseguros y para poder defendernos de todo aquello que no conseguíamos ver comenzamos a dar paso a la riña, la ira o la violencia; hasta llegar a este punto en el que apenas podemos vislumbrar quienes somos, nos cuesta recordar las cosas que nos hacían sentirnos vivos, aquellas que disfrutábamos tanto que no era difícil sentirnos felices y en paz....

Es posible volver a ver el rostro de nuestra alma; es posible reencontrarnos; es necesario iniciar esa lucha por nuestro propio bienestar; es posible utilizar esos pequeños momentos de silencio, de tranquilidad para empezar a reconstruir los muros de nuestro espíritu, hemos recorrido un largo viaje.... ya es tiempo de volver a casa.

Fotografía "Constelación" (Rosier Db)




2 comentarios:

  1. Que lindo Yanka, me has emocionado al leer esta reflexion que comosiempre es muy linda y propicia para esta epoca que vivimos en la Fe.
    Que tengas una feliz semana!!!

    ResponderEliminar
  2. Yanka, vaya que se pasa el tiempo volando ¿no?...ya no veo la hora de estar en la Navidad y tú siempre dejándonos algo en que pensar. Eso de volver a casa es sumamente importante, cuando pienso en mi casa viene a mi mente un lugar apacible y la verdad es que con cada demonio en nuestras vidas, ese lugar "apacible" a veces logra desaparecer, pero como siempre digo y al menos me siento apoyada en varias de tus entradas ;) debemos pelear y eso impolica enfrentarnos día a días a nuestras adversidades y mantenernos en paz y alegría.
    Que pases un buen fin de semana.

    ResponderEliminar

Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.