domingo, 10 de noviembre de 2013

BENDITAS ESAS HORAS DE OSCURIDAD

Amigos, ¿cómo están?:
Yo como siempre espero que todos ustedes esten muy bien, que todos sus proyectos se lleven adelante y que todos sus sueños se realicen.
Bien sea que empecemos a sentir el calor o el frío, que esta semana sintamos el calor del cariño de aquellos que están cerca de nosotros y que seamos capaces de transmitir esa misma calidez a quienes realmente amamos.

Quién no ha sentido alguna vez la amarga experiencia que vivimos cuando atravesamos por una etapa de oscuridad, la tristeza, el desánimo, la depresión parecen ser los únicos compañeros que aparecen cuando no encontramos una salida; este tipo de momentos en los cuales el espíritu parece quebrantarse, esta siempre rodeado por la soledad y es que no en vano se dice "la mesa del fracaso es una mesa siempre solitaria, la mesa del éxito por el contrario esta siempre llena de gente". 
Bueno siempre les he dicho que este camino llamado vida lo vamos recorriendo todos juntos, todo lo que comparto con ustedes semana tras semana es por ende producto de mi propia experiencia a lo largo de este viaje llamado vida, estos días he comprobado personalmente que la frase que cite, es muy cierta; las personas tienen la triste habilidad de abandonar cuando más uno los necesita; y es precisamente por eso que no debemos nunca soltarnos de la mano de Dios, porque es él en definitiva quien acompaña en horas de soledad y cuando el corazón atraviesa sus horas más amargas.... 
He comprobado con mi propia existencia que Dios nunca nos abandona y estos días lo he visto mucho más de cerca, ¿cómo?:

He podido ver su compañía en la presencia de amigos que gracias a Dios siempre están para acompañarte, para brindarte un poco de su tiempo aunque sea solo para escucharte, he encontrado a Dios en mis horas de amargura en el abrazo sincero de aquellos que me quieren, en las conversaciones amenas, en el maravilloso mensaje de un libro que recibí cuando ni siquiera pensé que lo haría; pero sobre todo he aprendido tantas cosas en estos días grises que con seguridad compartiré con ustedes en futuras entradas.

Sin embargo hoy quiero decirles que Dios esta más cerca de lo que uno cree, uno solo tiene que abrirle la puerta de su corazón y dejarle entrar, escucharle en la cotidianeidad de la vida, mi corazón ha empezado a sanar profundas heridas y aunque sé que todavía me falta mucho camino por recorrer empiezo a recuperar mi paz y a reconciliarme poco a poco con la vida, ese precioso regalo que nos ha dado Dios y solo lo he logrado gracias a su infinito amor que no nos abandona, por el cual nos rodea de esos preciados compañeros de viaje que nos brindan lo mejor que pueden.... ¿Quién no se ha sentido frágil alguna vez por las violentas tempestades de la vida?.....

Y sí, aunque en el momento más triste no seamos capaces de darnos cuenta, benditas esas horas de oscuridad, porque constituyen un gran jalón de orejas, para que apreciemos mucho más nuestra vida, para seamos agradecidos por las cosas y las personas que nos dio Dios y porque en definitiva nos muestran con absoluta claridad la persona fuerte y luchadora que somos, pero mas que nada nos recuerda que somos frágiles y que a partir de esa fragilidad podemos dar mucho más amistad y mucha más sinceridad que aquellos que no fueron capaces de hacerlo cuando estuvieron cerca de nosotros.

Gracias a esas extrañas horas de tristeza que nadie quiere atravesar y que llegan sin que nadie les haya llamado, comprendemos que somos probados de muchas maneras, y aunque el esfuerzo de aquellos que trataron de hacernos daños fue muy grande, mucho más grande fue nuestra FE, mucho más grande fue nuestra fortaleza.

La mayor parte de nuestros momentos tristes, esta definitivamente marcado por aquellas personas que compartieron un tramo de nuestro camino; no alberguemos rencor ni odio por aquellos que nos lastimaron, ofrezcámosles una mirada agradecida, de no haber sido por ellos no sabríamos que tan fuertes podemos ser o que tan cerca de nosotros esta Dios.

Quiero compartir con ustedes una preciosa historia que escuche una vez en un programa de radio y que hoy Dios quiso que llegue a mis manos:
Muchos conocen la historia del científico que vivía sumamente preocupado con los problemas del mundo, decidido a buscarles solución.  En algún momento, su hijito de siete años entra en el laboratorio deseoso de ayudar a su papá. El científico, por lo contrario, nervioso por la interrupción y viendo que era imposible sacarlo, cogió una revista que tenía en su portada un mapa del mundo, se la arrancó, la cortó en varios pedazos con una tijera, y se la dio al niño para que se entretuviera armando el rompecabezas, mientras él continuaba tranquilamente con sus experimentos.  Luego de unas pocas horas, el buen hombre oyó que el niño le decía: 
“Papá, ya arreglé el mundo.”  
El científico, asombrado, levantó la vista del microscopio pensando que lo que vería sería el resultado del torpe trabajo de un niño. Sin embargo, para su gran sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados perfectamente en sus respectivos lugares. ¿Cómo había sido esto posible? ¿Cómo era que el niño había logrado esto?. Intrigado, dijo a su hijito: 
“Hijo, tú no sabías cómo era el mundo. Entonces, ¿cómo lograste armarlo?” 
“Papá” –le dijo el niño— “yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando arrancaste el mapa de la revista para recortarlo, yo vi que del otro lado tenía la figura de un hombre. Así que le dí la vuelta a todos los pedazos y comencé a organizar al hombre. Cuando conseguí arreglar al hombre, volteé la hoja y vi que había arreglado al mundo.” 

Y es que para arreglar este mundo es preciso arreglar al hombre y esto no implica una mirada externa e indiferente, tiene mucho más que ver con nuestro propio hombre interior, con aquello que precisamos arreglar en nuestras propias vidas, en nuestros propios espíritus para encarar nuestra vivencia en este mundo sin hacer daño a nadie, sin causar sufrimiento a quienes han tomado el riesgo de compartir sus vidas con uno.

Todos podemos ser agentes de bienestar o malestar en la vida de aquellos que se han cruzado en nuestro camino, y muchas veces cometemos errores de forma inconsciente para terminar lastimando a quienes nos quieren, por eso es importante que revisemos primero nuestro mundo interior, lo que pasa en nuestra mente, lo que siente nuestro corazón, lo que precisamos arreglar, lo que nos molesta, lo que nos hace sentir mal y a partir de allí brindarnos a los demás con espíritu sano, con una mente clara, con la confianza y la seguridad de contar aquello que precisamos porque estamos seguros de que en este mundo por lo menos hay alguien que nos ama por sobre todas las cosas: DIOS.

Y es a él a quien nos debemos por ese infinito amor que nos tiene, es con él con quien debemos portarnos bien y a quien debemos tratar de ayudar en este mundo; basta solo mirar a nuestro alrededor y podremos ver que hay muchas personas que atraviesan horas amargas, tiempos grises sin embargo si no curamos primero nuestro propia espíritu seremos apenas pequeños destellos de luz en la vida de los demás. Antes de lanzarnos a la magna tarea de ayudar a otra persona, tratemos de sanar nuestras propias heridas, mientras tanto ofrezcamos una oración por aquellos que nos acompañan en el camino y a quienes no podemos ayudar como quisiéramos...... Tal vez un día podamos arreglar este mundo en el que vivimos.

Que tengas una semana radiante, llena de momentos felices!!!. Hasta la próxima.


























No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.