domingo, 19 de noviembre de 2017

QUE LA VIDA NOS DURE LO QUE NOS DURE

Amigos!!!:
¿Cómo están?, bienvenidos a una nueva semana, bienvenidos a este espacio creado con la esperanza de que pensemos en ciertos aspectos de la vida que  tenemos olvidados y que a la postre podrían ayudarnos a mejorar un poco este viaje que llamamos VIDA...
Para mi que soy seguidora del football ha sido una semana de gratas sorpresas como es el caso de la clasificación de Perú al mundial 2018. Celebre sinceramente que vayan a participar del mundial, pero la semana también trajo consigo la eliminación de Italia al mundial y es una verdadera pena pues creo que más de uno disfruta del football italiano pero así son las cosas del football.

Quiero empezar con una estrofa del poema "Rostro de Vos" de Mario Benedetti:

Tengo una soledad tan concurrida
que puedo organizarla 
como una procesión
por colores
tamaños 
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.

"Tengo una soledad tan concurrida"..... es difícil no identificarse con estas palabras, creo que todos los que alguna vez hemos estado a solas con nuestros propios pensamientos podemos afirmar que es  cierto, de pronto nuestra soledad se llena de recuerdos, de rostros, de pensamientos, de sentimientos, es difícil sentirse solo, creo que nunca lo estamos.

El verdadero problema empieza cuando nuestros pensamientos nos hacen daño, cuando empezamos a alimentar la sombra de las preocupaciones o las tristezas, cuando los rostros que aparecen en cada recuerdo empiezan a inundar de nostalgia el corazón y la frustración de no poder volver a esos tiempos, a esas personas, nos arrebatan la paz que debería descansar en el alma.

El problema de no saber dejar ir, de no despedir pone de manifiesta nuestra absoluta incapacidad para abrazar el presente, prepararnos para un futuro que no sabemos si llegará y sin embargo lo ansiamos con el corazón expectante...

Nuestra soledad tan concurrida también esta llena por las preocupaciones presentes, por las dificultades y los desamores presentes, por la "necesidad" que no se remedia con nada....

Si, creo que si alguna vez hemos reservado al menos un tiempo a la soledad, comprenderemos que podríamos "organizar una procesión" con ella. ¿Se puede disfrutar alguna vez de la soledad?.....
Quizá por eso son cada vez más personas las que le huyen, que tratan de remplazarla con cualquier compañía, actividad, trabajo o como quiera llamarse a las distracciones con las que imaginamos que engañamos al alma, cuando en realidad solo anestesiamos la mente.

Tratamos de aliviar el malestar en el que vivimos, con un presente incompleto, con un cúmulo de heridas que hemos tapado para mostrar que somos fuertes, probablemente bien afianzados en la consigna de que "ya somos adultos", pero esos fantasmas que nos hablan en nuestras horas de soledad, no desaparecerán solo porque ahora estamos rodeados de nuevas compañías, de nuevos trabajo, de nuevos lugares o porque somos un poco más viejos.

La única manera de empezar a disfrutar de esos espacios que nos pertenecen solo a cada uno de nosotros es enfrentándonos a ellos, despidiendo a quienes ya solo viven en esos recuerdos que nos lastiman tanto. Solo un pensamiento bueno puede desplazar a uno malo. Perder a alguien que se ha querido mucho, por las razones que sean (aunque creo sinceramente que la muerte casi nunca nos quita a las personas , la vida por otro lado; esa si que nos la quita muchas veces para siempre) y sea de un modo u otro, lo cierto es que cada momento vivido, cada evento feliz que se ha guardado en el corazón es un motivo de celebración, no todo ha sido inútil, el problema es que no lo dejamos ir, no sabemos despedir.

Las despedidas deberían ser; después de un prudente tiempo de duelo; eventos felices, porque dan buena cuenta de que se ha vivido, que ese tiempo ha sido grato, ha sido feliz y de eso nos deben hablar los rostros que aparecen en nuestra mente cuando la soledad nos visita.

A los malos pensamientos hay que desplazarlos por aquellos buenos pensamientos que están, que siempre están... Desafortunadamente estamos tan acostumbrados a pensar siempre en las cosas malas que no advertimos la existencia de las buenas, nos ahogamos en un escenario que cobra fuerza solo en nuestra mente.

Hay al menos un motivo por el cual debemos construir castillos de deseos, sueños, objetivos en ese tiempo de soledad, y es que estamos vivos, y que la vida nos dure lo que nos dure; que sea un tiempo de constante celebración, de construir planes, de trabajar por ellos, de llenar de risas esos espacios de la mente que antes lo ocupaban las amarguras.

Que la soledad sea concurrida pero de recuerdos felices, de pensamientos optimistas, de sueños, de encuentros, de rostros nuevos, de esperanzas y porque no de reencuentros con nosotros mismos. QUE NUESTRA PROCESION CELEBRE LA VIDA!!!.

Que esta semana puedas regalarte un tiempo  nuevo, te dejo con esta maravillosa canción de Céline Dion "How Does A Moment Last forever" (Cómo un momento dura para siempre). Hasta la próxima!!!









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