domingo, 8 de julio de 2018

UN SER HUMANO DE CALIDAD



La amistad es como todas las cosas que alimentan el alma, muy difícil de encontrar en estos días sin embargo aún no es algo imposible, es el caso de una de las amistades que tengo desde hace ya muchos años, conversábamos de la vida, es curioso cómo el tema de las “cosas” de la vida siempre es uno de nuestros temas favoritos a la hora de reunirnos con los amigos, por lo menos así sucede en mi caso y que bueno que sea así!!.
En fin, reparamos en las cosas con las cuales soñábamos años atrás y cuántas de ellas se habían hecho realidad, llegamos a la conclusión de que seguimos avanzando a pesar de caminar dando tumbos.

Creo que esto nos pasa a todos, iniciamos nuestra andadura con un cúmulo de sueños, con un montón de planes, ¡planificamos nuestra vida!, pero como siempre sucede a la hora de planificar un proyecto, en el transcurso se van ajustando algunas cosas, si no tuviéramos esta maravillosa capacidad para adaptarnos a nuevos tiempos, nuevas situaciones; creo que sencillamente moriríamos.

Sin embargo y a pesar de la increíble cualidad del alma para amalgamarse, aún nos queda mucho camino por recorrer y es que aún tenemos la mirada puesta en ese mundo exterior se nos ofrece de forma cautivadora a pesar de que éste como ningún otro tiempo nos invita a mirar hacia nuestro interior.

¿Por qué?, sencillamente porque de ese mundo exterior ya no hay mucho más que buscar, porque de pronto todas las cosas están aparentemente al alcance de nuestras manos y ha sido tanto el afán de crear y de perseguir todas las cosas que creíamos que hacían falta en nuestra vida que hemos descuidado aquellas que eran valiosas para nuestra felicidad.

La amistad es un claro ejemplo de ello, pues en el afán de “conquistar” nuestros “sueños” empezamos a considerar que era importante tener amistades que en algún punto puedan ser de “utilidad”, la conveniencia fue ganando terreno y hoy “amigos” de conveniencia hay miles.

Por ello creo que este es un tiempo para regresar nuestra mirada a ese mundo interior que tenemos olvidado, pero que a fuerza de sufrimiento debemos volver a considerar, porque todas las respuestas que tratamos de conseguir en este mundo externo ( que en buena medida se esta cayendo a pedazos ) ya no conseguen suplir las necesidades del alma.

Este es un tiempo que nos invita a enriquecer el alma, a perseguir el éxito pero esta vez como personas, como seres humanos; nos invita a acrecentar tesoros, pero de esos que ya son muy difíciles de hallar como las amistades o los amores verdaderos. Vaya que hoy en día sí que se hace necesario exigir calidad pero como seres humanos, preguntarse nada mas ¿qué clase de ser humano soy?, ¿soy un ser humano de calidad?; porque para exigir primero hay que ver cómo somos nosotros y lo que tenemos para dar.

Yo creo que indudablemente éste sí que es un tiempo para mirar ese mundo interior, porque no somos felices, porque todo lo que podemos encontrar fuera de nosotros no ha servido más que para alimentar la ambición desmedida, la vanidad, el ego, todo lo que en verdad está muy lejos de aquello que nos hará felices.

¿Conoces la historia del bambú?, es una de mis favoritas pues éste árbol tarda como siete años en crecer, pero cuando empieza a hacerlo no solo crece como el árbol más fuerte sino que alcanza enormes alturas, lo cierto es que se demora todo ese tiempo en echar raíces tan profundas de tal manera que ningún viento o tempestad puedan hacerle caer.

Imitar al bambú no nos vendría nada mal, de nada nos serviría erguirnos con orgullo a la vista de todos, si no hemos alimentado primero ese mundo interior que hará que seamos seres humanos cuyas raíces (integridad, honestidad, etc.) le hagan ser el más fuerte, el más seguro y el más humano de todos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.