Son tantas las posibilidades que se van presentando a medida que pasa el tiempo, que he aprendido a valorarlas y a sentir gratitud por ellas. Empiezo a comprender que los límites los creamos nosotros, que nuestro tiempo se mide en todas las posibilidades que se nos presentan y que nosotros elegimos de manera inconsciente. Quizá te sorprenda saber que tienes ante ti la posibilidad de ser feliz y en la misma medida la posibilidad de no serlo, ambas posibilidades se te presentan cada día pero como te dije anteriormente, nuestra elección entre una u otra se realiza de forma inconsciente.
Quizá en este momento te preguntes ¿cómo puedes saber antes de equivocar tu elección?, la vida no es una fórmula que uno pueda aplicar a todos sus días, porque cada nuevo día llega con sus lecciones y sus momentos felices, pero enfrentarlos sabiendo que no hay momentos buenos o malos, que lo único que pasa es la vida, ayuda en gran medida para avanzar en el camino.
Saber que el cúmulo de cosas que quizá en este momento te parecen malas, se trata solo de lecciones que no estás alcanzando a advertir, puede significar la diferencia entre tener un buen o mal día, pero mucho más importante aún, es saber que puede significar la diferencia entre albergar paz en el corazón o vivir con la amargura alimentada por el pensamiento "de que nada esta bien".
Hubo un tiempo en que tuve la fortuna de conocer a una persona maravillosa, poseía la cualidad de transmitir tanto cariño que uno simplemente podía experimentar paz y bienestar en su presencia. Contrario a lo que puedas imaginar, la vida de esta persona estuvo llena de experiencias muy fuertes, lecciones muy duras, a pesar de ello, esta persona jamás dejó de dar amor. El día en que su luz se apagó en este mundo, sentí mucha tristeza por su pérdida, pero con los años comprendí la lección que me dejo: Que si eres capaz de mantener a flote las cosas importantes de la vida a pesar de todo lo que creas que esta mal, vivirás en paz.
Porque he tenido la fortuna de conocer personas así en mi camino, que me han enseñado el valor y la fortaleza, es que he comprendido que no hay buenas ni malas experiencias, que solo se trata de la vida, que tratar de cambiar algo que "nos parece que esta mal" solo ocasionará malestar y a la postre amargura.
A veces, por no decir siempre; es mejor confiar en el proceso de la vida, en mi caso confío en que Dios sabe lo que esta haciendo. Si en este momento estás enfrentando una situación con la cual no te sientes bien, recuerda que posiblemente no estas comprendiendo cuál es la lección que se esta escondiendo en ella. Que el malestar solo contribuirá a nublar tu mente, procura mantener la calma, nada en la vida es un estado permanente, y nada; absolutamente nada vale lo suficiente como para arrebatarte la paz.
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