domingo, 16 de noviembre de 2014

TUS RAICES TODAVIA ESTAN CRECIENDO

Amigos, ¿cómo les va?:
¿Cómo han estado esta semana?, ¿qué maravillosos recuerdos han atesorado?, yo espero sinceramente que ustedes se den la oportunidad de vivir esta vida maravillosa llena de claroscuros que fortalecen nuestro camino y nuestro crecimiento espiritual.
Por mi parte he tenido una semana maravillosa, llena de magníficas experiencias, creo sinceramente que la magia del amor y la energía que transmite éste abundan cuando más cerca de la navidad nos encontramos.
Durante los días pasados he podido darme cuenta que a veces es muy poco lo que puedes hacer para que al menos una persona sea feliz y que a la luz de esa felicidad es inevitable sentir en nuestro corazón un poco de esa felicidad.
No transmitir lo que podemos hacer, es ser egoístas con nosotros  mismos, pues nunca llegaríamos a saber cuán felices podemos ser siendo los instrumentos de Dios en este mundo, si nunca nos damos a la tarea de regalar un poco de felicidad a quienes tenemos cerca, muchas veces una sola palabra basta, me gustaría mencionar a Walt Disney en este momento cuando dice:

Son muchas las manos y los corazones que contribuyen al éxito de una persona

Y para terminar con esta pequeña introducción nada más recordarles que las palabras reflejan lo que somos, que aquello que decimos no esta lejos de aquello que pensamos y que muchas veces esas palabras pueden dar vida o destruir la vida de aquellos que caminan junto a nosotros. Las películas gozan muchas veces de preciosos mensajes como es el caso de albus dumbledore, personaje de harry potter cuando dice:

Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo.


En la vida de cada persona, llegan momentos en lo que uno se cuestiona todo lo hecho a la fecha; se cuestiona si habrá tomado el camino correcto y es que después de atravesar tantos momentos de oscuridad el espíritu siente que su luz se va apagando, que es la oscuridad (la angustia, la tristeza, la preocupación, etc.) la que va ganando; ese es el momento para pedir la ayuda de Dios, para que él guíe nuestros pasos y nos saque de esa oscuridad que sentimos en el alma....

Esta vez, quiero dirigirme completamente a aquellos que salieron en busca de sus sueños y que hoy todavía continúan haciéndolo, a aquellos que partieron un día de puerto desconocido sin otro rumbo que la ruta de sus sueños y hoy todavía navegan pensando que quizá extraviaron el camino o que el mapa de sus sueños estaba mal, recordando a todas esas personas que les dijeron que desperdiciaban sus vidas tras una quimera. 
Quiero hablarles a todos aquellos que se encuentran entre la duda y el temor, que prefieren la comodidad de lo conocido aunque esto no los haga felices, no quiero mencionar a quienes consideran que sus vidas ya pasaron y que ya es tarde para intentar nada, porque mientras uno cuente con la vida que Dios puso en nuestras manos, nunca será demasiado tarde.

Antes de continuar, quiero compartir con ustedes la siguiente descripción sobre las características del bambú japonés:
Hay algo muy curioso que sucede con el Bambú Japonés: Siembras la semilla, la abonas, te ocupas de regarla constantemente y durante los primeros seis meses nada sucede. En realidad nada sucede con la semilla durante los primeros siete años!! al punto de que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo en el séptimo año, durante un periodo de solo seis semanas, la planta de Bambú crece más de treinta metros!!.
¿Tardo solo seis semanas en crecer?. No la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en crecer. Durante siete años de aparente inactividad, el Bambú estaba generando las raíces que le permitirían sostener su crecimiento.

La vida de la mayoría de nosotros es como la del bambú, los resultados que tan ansiosamente esperamos, no son visibles al ojo humano, porque como todo lo importante de nuestra vida, se esta desarrollando en un plano completamente espiritual, porque sin él; sin todo ese crecimiento interior necesario, muchas veces doloroso; no estaríamos en condiciones de recibir aquello que tanto hemos soñado, no podríamos disfrutarlo a plenitud porque estaríamos más expuestos a cometer errores y lastimarnos con ello.

Para conseguir graduarse de una carrera profesional; la que fuera; es necesario cursar los años o los semestres requeridos, porque de esta manera contaremos con un cúmulo de conocimientos que nos permitirán resolver cualquier dificultad en nuestro trabajo, o por lo menos contar con las herramientas básicas para poder pedir la ayuda necesaria para el problema.

Lo mismo sucede con nuestro desarrollo espiritual; sucede que éste necesita ese tiempo para crecer, para madurar, para disfrutar de forma equilibrada cuando llegue el momento, para poder discernir entre aquello que sucede por nuestro bien de aquello que muchas veces (yo diría sin temor a equivocarme la mayoría de las veces) llega de forma rápida.

Cuando aquello que ansiamos toda nuestra vida, llega como un remolino, haciendo que nos replanteemos todo lo que teníamos por conocido y por seguro; no es correcto porque ni nuestra mente, ni nuestro espíritu esta en las condiciones necesarias para asumir todos los desafíos que pueden presentarse, entonces se corre el riesgo de echar por la borda todos esos años que transcurrieron; porque después de todo uno no pone a un bebe a manejar un auto, verdad?

Es bueno saber que los tiempos de Dios son exactos, nada sucede un solo minuto antes. Si creemos que ha sido larga la espera que por ahí nosotros también compramos semillas infecundas y que todo el esfuerzo que estamos realizando es en vano porque no vemos los resultados que quisiéramos, recordemos que todo este tiempo con seguridad Dios esta afianzando nuestras raíces, para que no nos perdamos por el camino de la egolatría, de la ambición, del inconformismo, del egocentrismo, de la indiferencia, etc.

La confianza en Dios es clave en este tiempo, para no alimentar el desánimo por dolorosa que este resultando la espera. Nuestro momento llegará tarde o temprano y cuando esto suceda nos daremos cuenta que es Dios quien nos lo dio y que por su infinito amor para con nosotros pudimos ver realizado nuestro sueño sin tener que haberle hecho daño a nadie pero lo más importante de todo sin tener que habernos lastimado nosotros mismos.

La próxima vez que sientas que es mejor renunciar y dejar de intentar, recuerda que el Bambú precisa de siete años y seis semanas para iniciar su crecimiento, uno en el que nada ni nadie podrá detenerlo. Al bambú le tomo todo ese tiempo para poder crecer treinta metros.
Los resultados se están manifestando y no porque tú no puedas verlos no significa que tu esfuerzo esta resultando en vano, es solo que primero Dios le esta dando a tu espíritu las herramientas necesarias para poder sostener todo lo que viene de bueno a tu vida, TEN PACIENCIA, TEN FE pero sobre todo, TEN CONFIANZA!!! porque nada se ha perdido, más por el contrario que tu barco tome más velocidad porque vas por el camino indicado, nada que fuera bueno resultó de algo fácil.

Que tu semana este llena de esperanza!!. Hasta la próxima.



1 comentario:

  1. una buena entrada con matices de esperanza que tanta falta hace hoy por hoy. Animo!

    ResponderEliminar

Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.