domingo, 15 de marzo de 2015

VAMOS A SANAR ESAS HERIDAS....

Amigos, Feliz semana!!:
Hoy como tantas veces, he recibido un día maravilloso como lo será con la gracia de Dios la semana que esta por comenzar.
Así, sin darnos cuenta siquiera estamos iniciando la cuarta semana de cuaresma, a solo unos días más de la semana santa, ¿por qué les hablo de esto?, sencillamente porque personalmente encuentro que la semana santa es la mejor época para darnos cuenta que nuestros problemas o sufrimientos no se comparan ni en lo más mínimo a los que enfrento Jesús.
Es bueno reparar en ello, no para restar importancia a lo que nos pasa, pero sí para no darle mayor valor del que tiene, recordando que desde el inicio de la cuaresma, quienes tratamos de seguir a Dios en este camino llamado vida, enfrentamos a nuestro modo una sucesión de tentaciones como lo hizo Jesús en esos cuarenta días en el desierto, de ahí la importancia de recurrir a la oración durante este tiempo.

Quien escribe suele leer mucho y en mi caso no es la excepción, tengo a mi alcance por lo menos tres libros que quiero leer, entre ellos uno que lleva por título "Caminos hacia la felicidad" de Luis Erlín; título que ha captado por demás mi atención, ¿por qué se los refiero en esta ocasión?, por la sencilla razón que uno de esos caminos que señala el autor es el del sufrimiento, por demás antagónico si nos preguntamos ¿realmente el dolor puede ser un camino para ser feliz?.....

Quien no haya estado en el camino del dolor quizá no pueda comprender este tema, pero creo sin temor a equivocarme que todos desde nuestras realidades externas o internas hemos transitado en el camino del dolor, el cual nos ha dejado más preguntas sin respuesta como extraños acertijos de una vida a la que escasamente podemos reconocerla como nuestra cuando estamos atravesando este camino; sin embargo y aunque escasamente se puede reconocer la propia vida al salir de este sendero doloroso pero necesario comprendemos con una mirada madura que hemos crecido como personas, pero ¿cuántos son tan fuertes para salir de este sendero por demás oscuro en el que nuestro espíritu enfrenta la mayor de sus batallas?....

Siempre se suele decir que el malestar espiritual se refleja en el malestar físico y quizá esto que acabo de decirles nunca estuvo más representado que cuando el corazón decide soltar el peso del dolor, el cual se traduce en largas horas de llanto o quizá en periodos cortos de él, sea cual sea la forma cuando vemos a una persona con los ojos llenos de lagrimas, estamos presenciando el sufrimiento del espíritu; vemos la manera en que el alma ha ido allanando un poco el camino. Después de todo el espíritu no esta separado del cuerpo y esta verdad se hace presente cuando atravesamos la mas dura de las batallas: El sufrimiento espiritual. ¿Por qué es la más dura de la batallas? porque el espíritu no se remedia con tanta facilidad como asistir a alguna consulta con el médico y seguir algún tratamiento en particular, de hecho esa etapa es la que sigue a no haber podido reparar el daño del espíritu, recuerden que cuando la enfermedad corporal se hace presente es bueno preguntarse ¿qué fue lo que me llevó a manifestar esta enfermedad?.

Inicie hablando de la cuaresma, de las tentaciones que desde nuestra pequeña condición humana debemos enfrentar y aunque en un primer paso esto puede ser difícil de comprender, lo cierto es que para quienes tratamos de seguir el camino del bien y con esto no me refiero particularmente a realizar grandes manifestaciones de caridad que no están demás; en este caso y a lo que casi siempre me refiero es que el practicar el bien comienza de buscar nuestro propio bienestar, de tratar de realizar todas esas cosas con las cuales nos sentiremos felices o que simplemente llenarán de paz nuestro corazón.

Sin embargo en este intento de preservar la salud de nuestro espíritu, podemos y de hecho nos vemos expuestos a peleas con quienes más amamos, a pérdidas irreparables, se dice que quien ama se expone a sufrir un poco y en ese camino nos vemos expuestos a ser heridos; son tantas las formas en las cuales podemos ser "tentados" en este tiempo que a veces ni siquiera nos damos cuenta de que hemos caído en una de ellas y no es si no hasta que vemos todo lo que hemos dejado atrás que nos damos cuenta de ello.

A veces a quienes tratan de hacer el bien se le relaciona directamente con alguien que se dedica a lo religioso, sin embargo casi en la totalidad de los cosas uno puede estar practicando el bien y haciendo labor para Dios sin pasarse largas horas en la iglesia o reuniéndose a diario con algunos grupos de oración, y quiero aclarar, no es que estas cosas estén mal todo lo contrario; lo que quiero dejar de relevante es que uno puede y de hecho debe hacer el bien desde donde uno se encuentre, sea el trabajo, en la familia, con los amigos, desde donde uno pueda porque para empezar a practicar el bien se debe empezar de uno mismo.

Las enfermedades del espíritu suelen ser las puertas abiertas para esas "tentaciones" que en este tiempo en particular se hacen más visibles; la forma de sanar esas heridas que duelen y que no se ven a simple vista es acercarse a Dios desde lo que uno pueda percibir de él; estamos rodeados de su creación, estamos rodeados de él incluso en el silencio de largas horas de soledad. Todo tratamiento de acuerdo a la gravedad del problema puede durar mucho o poco tiempo y será Dios quien vaya diciéndonos cuál es el camino para poder recuperar nuestra salud espiritual, es necesario que uno se acerque a él aún con solo nombrarlo mentalmente, Dios escucha hasta la más pequeña de las oraciones y se regocija en el más pequeño de los actos; ese regocijo se traduce en una dicha muchas veces inexplicable en el corazón y es esa dicha de haber hecho una buena labor la que a la postre sanará cada una de las heridas.

Tratemos de recordar esto particularmente en estos días que son la antesala de la semana santa; cada uno somos creaciones de Dios y él nos hizo con cualidades únicas para obrar el bien en este mundo; que nuestros días no se pasen entre el egoísmo o la inactividad producida por la depresión, a esas "enfermedades" y otras que el espíritu puede manifestar se las puede sanar solo por medio de practicar el bien y este mundo nos esta diciendo a gritos que necesita de lo que cada uno de nosotros podemos hacer desde nuestra propia vida; vamos a sanar esas heridas regocijándonos en la práctica del bien!!!.

Que esta semana, descubran la importancia que sus vidas tienen en este mundo. Hasta la próxima.


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