domingo, 16 de abril de 2017

CREER

Amigos!!!:
¿Cómo están?, Felices Pascuas!!!, espero que la llegada de la Pascua también sea el resurgir de todo aquello que esperan en sus vidas, que renazca todo aquello que sus corazones anhelan pero sobre todo que renazca la alegría y el optimismo para encarar los días que vienen.

Ha dado inicio un nuevo tiempo, pero este en particular es el mejor de todos, pues ya el alma ha pasado por un tamiz, ha pasado por largos días de introspección, ha limado ciertas asperezas que no la dejaban recorrer su vuelo libre, por lo tanto la llegada de la Pascua es ese despertar, ese renacer a todo lo bueno, a todo lo que representa vida y que nosotros abrazamos como un camino limpio y llano.

Por esta razón, durante el tiempo de Pascua podemos darnos el derecho de soltar nuestras ataduras, de dejar ir pesos que arrastramos por un largo tiempo, podemos y debemos regalarnos días nuevos. 
Una amistad muy cercana siempre me dice con mucho entusiasmo que cada mañana a primera hora, sale a respirar el aire y abre los brazos para recibir el nuevo día y que se repite que ese día será el mejor de todos, "las palabras son decretos", me dice; curiosamente siempre esta de buen humor.
Pienso que esa es una buena manera de recibir y disfrutar la vida, tal vez no todos tengamos la costumbre de salir a respirar cada mañana, de abrir los brazos como abrazando el nuevo día, al fin y al cabo todos somos distintos y es esa maravillosa diversidad con la que se enriquece la vida; pero lo que si debemos hacer es recibir cada nuevo día con la mejor actitud que podamos, esperar que ese día nos traiga cosas buenas, pues es una forma también de renovar nuestras energías, no hay mejor momento del día para hacerlo que la mañana, pues marca el inicio de una nueva jornada.

"Las palabras son decretos", yo prefiero pensar que a las palabras hay que darles vida aunque eso signifique muchas veces las pronunciemos con la mejor energía que viene del corazón, si uno espera lo bueno tarde o temprano presenciaremos y recibiremos todo lo bueno pues fuimos preparando la "casa" para su llegada.


En estos días mucho se ha hablado de la Fe, hemos visto muchas actividades relacionadas a la pasión y muerte de Jesucristo; pero resulta que a las personas de fe, uno no necesita buscarlas, no precisa estar en días como los pasados o durante esta maravillosa Pascua, a las personas que viven y practican una fe profunda se las reconoce a distancia, por la luz que se desprende de sus almas y se refleja en sus miradas, puede incluso que no sean de rezo diario y en público, tal vez no vayan a seguido a la iglesia, pero sí que tienen luz en el alma, aunque hayan pasado por experiencias duras.

La antorcha de la fe aparece como casi todo en la vida, cuando uno esta preparado; mientras tanto podemos aprender cada día de nuestros errores, ensayar diálogos no solo con Dios, también con nuestra alma, practicar la comunicación del espíritu que se enriquece y enaltece con el amor; podemos limpiar la "casa" para cuando llegue esa luz que ilumina la más pequeña oscuridad.

Nuestras vidas pueden y deben ser los faros que iluminen otros navíos que al igual que nosotros un día navegaron perdidos en alta mar; y solo llegaremos albergando las mejores actitudes y los mejores sentimientos.
Así como lo más puro de una planta reside en su semilla o en la fragilidad de esas raíces que aún no se enterraron, así también nuestra mayor fortaleza, nuestra mayor pureza reside en nuestra alma, hace falta alimentarla cada día con los mensajes más positivos, con la mayor esperanza, rodearnos de todas las cosas buenas, pues eso reafirma el espíritu.

En nuestros días, es sencillo llenarnos de oscuridad, por ello hace falta un esfuerzo extra para poder ver la vida tal cual es, para no dejarnos arrastrar por el lodazal de todo lo malo que acontece y que antes ni siquiera se podía uno imaginar.
Epocas como la Pascua nos recuerda que todos podemos ser faros, que todos podemos ser luz que ilumine nuestra propia oscuridad, tal cosa no puede comprarse, no se encuentra fuera de nosotros. Como todos los tesoros hay que dedicar trabajo, esfuerzo y perseverancia para descubrir esa luz a la que todos tenemos derecho.

Encontraremos en nuestro camino todo aquello en lo que realmente CREEMOS; Pascua puede ser todos los días, Navidad puede ser todos los días, Año Nuevo puede ser todos los días, se trata de una actitud, se trata de una luz que va creciendo conforme cada uno de nosotros la va alimentando con las pequeñas cosas buenas que aparecen en nuestro camino,... HACE FALTA RODEARSE DE LUZ, DE BONDAD, DE ESPERANZA Y DE AMOR, es nuestra decisión.

Que esta Pascua inunde tu corazón de Paz, Amor y Esperanza. Hasta la próxima!!!.

Oh, Cruz de Cristo, enséñanos que la aurora del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche, y que el amor eterno de Dios vence siempre.
(Papa Francisco)


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