domingo, 23 de abril de 2017

EL FARO QUE ILUMINA NUESTROS DIAS

Hola Amigos!!!:
¿Cómo están?, que mundo diverso y lleno de problemas, creo que se ha caminado la senda de la injusticia, el abuso de poder, la violencia como si se tratara de algo de todos los días.
Tristes como siempre las noticias que se escuchan de Venezuela, de Siria y si  de enumerar se trata cuántas cosas más podríamos decir....
Siempre he pensado que uno debe llevar luz a dondequiera que vaya de ahí el nombre de este espacio semanal, por ello este es un espacio donde siempre se hablara de temas que alimentan el alma, sin embargo uno tampoco puede mirar con indiferencia todo lo que acontece, que hay oscuridad en el mundo, claro esta;  y frente a ello muchas veces reaccionamos con impotencia, con angustia y desesperación e incluso muchas veces los hacemos también con violencia, uno empieza a llenarse poco a poco de oscuridad, hasta que un día el alma se ha amargado tanto, que ya no cree que nada vaya a cambiar..... 

Pero hay algo que sí puede cambiar y es uno mismo, el problema es que a veces la oscuridad ahoga el alma y no deja ver que hay formas de hacer que nuestra vida, la vida de aquellos a quienes amamos, el mundo se llenen de luz; después de todo la oscuridad en la que el mundo vive no se ha instalado de un día al otro, esto ha ido calando poco a poco en el alma de cada quien, hasta que no se ha podido negar lo evidente.... estamos encaminados a apagar la luz del mundo!!.

Por esta razón, semana a semana escribo sobre una diversidad de temas con la esperanza de que cada uno analice aquello que a su vida respecta, con la esperanza de que la luz empiece a brillar aunque al principio se trate de un pálido brillo que apenas se puede ver.
Si, muchas veces y de muchas formas; esa luz quiere apagarse, pero siempre ha de ser tarea de cada uno de nosotros darle vida, sacar a relucir lo mejor de cada uno y dejar de lado la cómoda postura de observador. 

Esta semana me encuentro leyendo el libro de C.S. Lewis "Cartas del Diablo a su Sobrino", una lectura que también les recomiendo; como el título describe con tanta propiedad, trata sobre una serie de consejos que el diablo le escribe a su sobrino que empieza a dar sus primeros pasos en su trabajo de perder almas. Llamó mi atención particularmente un apartado en el cual le insta a que la persona que fue designada al sobrino deje de acudir (poco a poco) a toda suerte de satisfacciones que podrían representarle el más mínimo atisbo de felicidad.
Como esta suerte de consejos nos encontramos con muchos otros que en suma apuntan solo a una cosa: La muerte del alma y por consiguiente la muerte de la FE.

Con relación a esta última, considero con tristeza que la iglesia ha contribuido en buena medida, sin embargo, hoy por hoy es tarea personal defender nuestra fe a cualquier precio; recordando que la fe no se trata solo de pronunciar un cúmulo de oraciones o de asistir a la misa todo lo que nos sea posible.
Alimentar la fe, enriquecer el alma, significa también que de tiempo en tiempo, precisaremos hablar con Dios, como lo hacemos con un amigo, significa que él será probablemente nuestro confesor, no para pedirle un sin fin de cosas, probablemente también para conversar con él; creo que las personas que tienen por costumbre este tipo de diálogo (oración) coincidirán conmigo en que la paz que se instala en el corazón es tan grande que bien puede regalarnos largas horas de sosiego y porque no de esperanza.

Los caminos de Dios siempre llegan a buen puerto, a menudo me contraria la manera en la que las personas ven a Dios, creo que es porque la mayoría se quedó con la idea de que "eso" es cosa de gente antigua, cuando la vida no esta lejos de Dios, el problema es que tenemos la idea equivocada de que Dios solo esta en un templo o en grupos de oración!!.

Quiero preguntarles ¿Cuál es el faro que ilumina sus días?, ¿cuál es el alimento que le dan a su alma?, ¿con qué llenan de felicidad sus horas?, para dar respuesta a estas preguntas, les recuerdo que muchas veces postergamos aquello que llena de dicha nuestras horas, porque "tenemos" que dedicarnos a aquello que "debemos", pero ¿por qué el trabajo por ejemplo es una obligación?, ¿por qué no puede ser algo que desarrollo con felicidad?.
La búsqueda incansable del amor, ha perdido más almas de las que podríamos imaginarnos; la humanidad lo busca, el problema es que hemos distorsionado el amor al punto que ya no lo reconoceríamos aunque lo tuviéramos delante de nosotros.

Una gran mayoría piensa por ejemplo que una imagen "adecuada" es la carta de presentación para que los demás se fijen en uno y yo me pregunto ¿será que solo las personas físicamente "bellas" pueden conseguir que las amen?, ¿será que solo aquellos que tienen dinero pueden ser felices?.
El amor nada tiene que ver con el aspecto físico, porque es un asunto de almas y cuando hablo del amor, me refiero al amor en general a ese que llena nuestro corazón de dicha; Uno puede amar su trabajo, puede amar a su familia, puede amar a su mascota, puede amar a su pareja, puede amarse a uno mismo.

Uno puede negociar con todo en esta vida, he escuchado decir que incluso con la muerte se negocia, aunque jamás he presenciado tal cosa; lo cierto es que con el amor jamás se negocia, porque no es un contrato, es una experiencia, es una vivencia, ¿cuál es el faro que ilumina sus vidas?.

Sucede que esta vida tiene una fecha límite, aunque mucho nos gustaría; nuestra vida no es inmortal, el alma sí que lo es; por ello la importancia de enriquecerla, de perfeccionarla, de corregir errores y transformarlos en lecciones.
Uno no guarda en el alma todas las casas, joyas, ropas, cuentas bancarias, etc; uno guarda en el alma momentos, que siempre encierran felicidad, lo demás es solo la carcaza, el disfraz, donde se ha encerrado el alma, la vida no transcurre en el puesto de trabajo que uno desempeña, transcurre en la alegría que nos deja desempeñar un trabajo.

Las personas leemos libros, escuchamos canciones, vemos películas que nos hablan de amor; creo que a veces lo hacemos para recordar cómo era; por eso después terminamos con nostalgia en el corazón, sabemos exactamente que se trata de algo perdido... algo que ya no tenemos.
Hoy por hoy muchas personas comen con mucho estrés y no porque el ritmo de la "vida" se haya hecho muy veloz, aunque también es así; lo hacen porque no quieren "engordar" y yo me pregunto ¿cuánta falta le hará esa comida a quienes no tienen la suerte de tenerla? y si de eso habrá mucho en el mundo.

Dejamos de dar gracias a Dios por aquello que tenemos (comida, vivienda, salud) y es que a todo empezamos a verle el lado malo, si tenemos comida, mejor no comer demasiado, si tenemos casa, quisiéramos que fuer más lujosa; no dudamos en afectar la salud, porque de pronto consumir alcohol o fumar, etc. esta de moda; qué decir del amor a uno mismo, siempre me pregunté como se siente una persona que persiguiendo "la perfección física", cambia su aspecto al punto que ya no reconoce a la persona que mira en el espejo.

Hemos dejado la vida a un lado para dar paso a la "vida" de este mundo; ¿cuándo empezaremos a encender el faro que ilumina nuestros días?, ¿cuáles son esas cosas que dejamos de hacer que nos reportaban dicha, que nos reportaban bienestar?, ¿por qué hemos dejado que la luz de nuestra alma se apague con el paso de los años?.
Dios marcó nuestro camino, trazó la ruta de nuestras vidas, nos dio libertad pero es nuestra tarea seguirle, en nuestra tarea ver que hay vida,  mucha vida por delante, debe empezar por uno mismo si realmente queremos que el mundo sea distinto.

Dejar de construir nuestros sueños si para ello debemos destruir el sueño de alguien más, ¿realmente se puede disfrutar la "felicidad" si esta se ha edificado sobre las lágrimas de otra persona?, ¿vale la pena un matrimonio fundado con engaños?, son tantas las formas en las que hemos perdido el rumbo, esta en nuestras manos recuperarlo, esta solo en nuestras manos acceder a esa felicidad a la cual tenemos derecho, basta de engañarnos y engañar que eso solo termina por lastimar el alma.

Te invito a que esta semana encuentres el FARO QUE ILUMINA TUS DIAS y que instales su luz en tu alma, hasta que un día puedas ser luz que ilumine otros caminos. Hasta la próxima.




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