Y uno se queda pensando en las magníficas propiedades del agua; a primeras luces parecería que lo que acabo de escribir forma parte de un texto de salud y aunque sé que muchos con seguridad ya conocen los enormes beneficios del agua, hoy como siempre quiero escribir sobre el alma, entonces ¿qué tiene que ver el agua con eso?.
Es justo hacerse esa pregunta y deberíamos hacérnosla más a menudo; porque no sabemos olvidar, no sabemos limpiar el alma, simplemente desconocemos cómo deshacernos de aquello que nos resulta tóxico. Esta última palabra por ejemplo es muy utilizada en tantos lugares y es que en el fondo nos hemos acostumbrado a ver tan solo aquello que esta frente a nosotros, aquello que con una simple inspección podemos apreciar, y en este contexto es muy sencillo advertir todo lo que le pasa al cuerpo y lo que le hace daño.
Si nos diéramos a la tarea de ver un poco más allá, nos daríamos cuenta que estamos llenos de toxicidad, que hay factores, personas, recuerdos que intoxican el alma mucho más que cualquier alimento que uno pudiera ingerir.
Una vez escuché decir que las personas felices no se enferman; ¿qué piensas de esto?, yo creo que en en realidad lo que realmente influye es nuestra capacidad de limpiar el alma, la felicidad y su búsqueda incansable nos ocupa tanto que se nos olvida que la felicidad es un conjunto de cosas, en ese sentido sería bueno recordar que debemos ocuparnos también de conseguir la paz, la serenidad y miren que cultivar la serenidad como personas, es una tarea tan difícil!!, la mayoría de las personas camina al borde de un ataque de nervios y quizá por eso es más fácil encontrar personas dispuestas a responderte con una grosería antes que alguien que tenga una buena disposición ante la vida.
Lo cierto es que el espíritu sufre y lo hace de muchas maneras, las personas que son incapaces de darse cuenta que ese mal humor, esa ira que van desparramando a donde van, son cosas que en el fondo lastiman solo a sus espíritus. Nadie se hace más daño que ellos mismos, porque son su principal fuente de toxicidad, en buena medida alimentada por sus pensamientos iracundos.
Entonces, nuevamente; ¿qué tiene que ver el agua con todo esto?, que basta ver cómo fluye bien sea en un manantial o simplemente en el grifo de la pila cuando uno la abre; el agua simplemente fluye, clara, en ocasiones serena y en otras turbulenta, pero fluye....
¿A quién no se le inunda el alma de paz de solo ver la manera en que cae la lluvia? y lo cierto es que en ese pequeño momento el alma ansía fluir con ella, anhela limpiarse como hará la lluvia con cada cosa sobre la cual caiga. Es innegable que los árboles, las flores y todo se ve mucho mas colorido, más limpio después de la lluvia, hasta el cielo se ve mejor!!.
Hace falta recordar que en las cosas del alma, aún caminamos como niños que cursan el primer nivel de estudios; desconocemos mucho, tenemos tanto que aprender. Siguiendo esta ruta seria bueno aprender del agua y dejar fluir aquello que nos pasa. Los malos recuerdos, las peleas principalmente las palabras que se dijeron y que nos lastimaron, las ausencias, las despedidas, a los errores es bueno prestarles atención para aprender de ellos pero traerlos al presente una y otra vez alimentando la inseguridad tampoco es de utilidad, ni siquiera los buenos momentos deberían retenerse pues si fuimos felices un día con seguridad lo volveremos a serlo muchas veces más!!.
Recordar que así como el agua, la claridad irá ganando espacio en el alma y ante la luz toda oscuridad escapa.
"Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos."
(Heráclito)
Si aprendemos a dejar ir aquello que ya no forma parte de nuestra vida, si aprendemos a limpiar aquello que intoxica el alma, nos regalaremos la magnífica posibilidad de conocer a la mejor persona que podemos ser. Tú puedes ser el verdugo o el héroe de tu propia vida, de una forma u otra tú eres el protagonista de tu propia historia, no lo olvides.

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