domingo, 22 de julio de 2018

CAMINAR LENTO Y MIRAR LA VIDA

Esta semana, me encuentro preparando una conferencia sobre la sintonía de diálogo, un proyecto que por supuesto me entusiasma mucho, creo que de nada valdría mantenernos ocupados si ese tiempo no lo invertimos en hacer lo que realmente nos gusta, aquello que nace del corazón y que alimenta al alma.
Pensando en el tema de la conferencia, me dí cuenta que hay muchas cosas que hemos olvidado o que en definitiva hemos dejado de lado, una de ellas es la simpleza de un lenguaje tan maravilloso como lo es el amor, un lenguaje que solo conoce el alma, quizá sea precisamente por ello que lo hemos olvidado....

Sin embargo, la utilización de este lenguaje ha sido un tema que nos ha ocupado ya varios escritos, me pregunto si has tenido algún avance al respecto o quizá ya lo descubriste y ahora tu alma se complace comunicándose con aquellos a los que amas, mira que no necesariamente tienen que estar lejos; muchas veces tenemos a las personas lado a lado y aún así nos separa un abismo comunicacional.

Pensar en esto, hizo que recuerde a un gato blanco, muy curioso que caminaba en mi jardín; ¿qué tendría de extraño un gato en un jardín?, que éste gato en particular reflejaba mucha sabiduría en su mirada, sí; un gato con mucha sabiduría. Puede resultar gracioso, pero era una característica suya que la veían todos los que se encontraban con él. 
Caminaba parsimonioso hasta la fuente de agua, tomaba sorbo a sorbo como si el mundo no existiera y entre sorbo y sorbo miraba el jardín, creo con seguridad que miraba la vida. Hace algún tiempo ya que no lo veo, no sé que nuevo rumbo habrá tomado pero le agradezco que me haya hecho dar cuenta que a veces caminar lento y mirar la vida, da mucho más bienestar al alma que caminar a toda prisa sin sentido alguno.

Si realmente nos regalaríamos un poco de tiempo para ver la vida, para dejar las prisas; nos daríamos cuenta que hay un cúmulo de cosas que hemos dejado en el camino. Una de ellas es  pensar menos en el "otro" y pensar más en uno mismo. 

Una vez escuché que Dios no puede cambiar el afecto de ningún corazón; si, ya sé que para Dios no hay nada imposible, pero una vez más se nos olvida lo más importante de todo; nos dio el maravilloso regalo de la libertad, descansando en esta simple verdad es que muchas personas hallarían una explicación a la pregunta:  "¿por qué nadie puede hacer que una persona te ame?, así como el hecho de comprender que por mucho que conozcamos a una persona, jamás llegaremos a saber lo que dirá o la forma en la que actuará en una circunstancia determinada.

Lo que sí podemos hacer es trabajar con lo que nosotros sentimos, hacemos o decimos; este es un punto no menos importante, pues a la postre nos llevará a evitar batallas que solo conseguirán agotarnos, desgastarnos e incluso desesperanzarnos.

Saber que nadie puede gobernar la voluntad o los afectos de otra persona; nos lleva en buena medida a reconocer que solo nosotros somos quienes podemos gobernar nuestra vida, tengo la seguridad de que ya escuchaste esto antes; aunque creo que en el contexto equivocado. Gobernar tu propia vida no se reduce solo a que tomes tus propios decisiones laborales o económicas; como siempre implica mucho más que lo que pasa en el mundo; implica saber, implica conocer bien a la persona que eres. 
Lo que te gusta y lo que en definitiva no; lo que piensas y la valentía con la cual eres capaz de defender tu postura, la sinceridad con la que te hablas a ti mismo y la seguridad de haber encontrado a la persona que amaras por el resto de tu vida, recordando en todo momento que tú eres en definitiva la persona más importante.

La seguridad traducida en una personalidad firme con la que camines por la vida te llevará no solo a sobresalir de entre todos los demás puesto que es uno de los mejores atributos que tendrás, sino también a no moverte como una bagatela que lleva el viento, cambiando de rumbo según dictan los cánones de este mundo. 









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