domingo, 19 de mayo de 2019

UN IMPULSO DE VIDA

Estos días estuve pensando en las mil excusas que inventamos para cubrir nuestros errores, más allá de que los reconozcamos o no ante las personas (honestamente creo que la última cosa que debería preocuparnos es la opinión de los demás) ser capaces de reconocer que cometemos errores nos puede bien llevar a vivir de una mejor forma. Curiosamente estamos presenciando los días de una "humanidad" tremendamente egoísta, piensan mucho en sí misma pero no para mejorar, más bien lo hace para vivir todo aquello que atañe solo a sus propia existencia.
El sufrimiento solo adquiere un significado y toma la dimensión que le corresponde cuando es uno mismo el que esta atravesando por él, simplemente "no hay tiempo" para pensar en el sufrimiento de los demás.

Nos quejamos de un mundo que en buena medida deterioramos nosotros mismos cada día, porque ya nos nos importa engañar o mentir si con ello tendremos algo a nuestro favor, ¿quién perdería el tiempo siendo correcto?, ¿qué rédito habría en ello?. Hace unos días me encontré casi por accidente viendo un programa de televisión infantil, más allá del contenido del mismo, lo que me llamó la atención fue un segmento del mismo en el que dejaban a dos niños solos en una habitación donde tenían delante de ellos una mesa completamente llena de golosinas, y los dejaban diciéndoles que podían elegir una golosina y una nada más. Evidentemente la prueba medía el grado de honestidad con la cual los niños fueron criados en su hogar, de una media de 8 niños solo dos consiguieron respetar la regla de comer solo uno; sin embargo a ninguno de los niños que eligió comer más golosinas e incluso esconderlas en sus bolsillos, mentir cuando se les preguntó al respecto les hicieron notar su error por el contrario justificaron su proceder, tampoco felicitaron a aquellos que fueron capaces de controlar su deseo, obedecer y ser honestos, ni siquiera les dieron puntos extras por ello!!. Entonces nuevamente nos contamos el cuento de que estamos haciendo lo correcto cuando inventamos un millón de excusas para justificar que hicimos mal y encima se lo estamos enseñando a los niños!!.

Este mundo ofrece cada día menos razones para sentirse vivo, plenamente vivo; entonces me pregunté: ¿Cuál es nuestro impulso de vida para seguir adelante?, porque más allá de todas las excusas que seamos capaces de inventar para justificar nuestro comportamiento, al final del día nos recostamos con una insatisfacción y una infelicidad enormes, porque el camino que nos lleva a la cima es mucho más importante que llegar a ella y nuestra alma lo sabe aunque la razón trate de convencerla de que no es así.

Pensar en la culminación de un proyecto, un plan, un sueño que ansiamos nos reporta mucha felicidad, en esos pequeños instantes de tiempo que a lo sumo se pueden contar en segundos pero que se sienten como una chispa de electricidad que enciende nuestra alma y nos lleva  a esbozar una sonrisa sincera. A ese bienestar que sentimos en el alma, con la ocurrencia de un evento muy sencillo y no planificado, es a lo que yo le llamo "un impulso de vida".

Muchas veces nos sentimos de esa manera cuando eramos niños, perdimos de vista alimentar el alma cuando nos hicimos "grandes" y esto nos llevo a menospreciar lo que tenemos en el instante en que lo tenemos, nos llevó a esperar siempre "grandes cosas" para ser felices, para darnos ese impulso que nos lleva a dar el siguiente paso.

¿Eres feliz?, ¿te lo has preguntado alguna vez?, déjame decirte que esperar a que llegue la felicidad en todo aquello que esperas encontrar  más adelante, es la peor forma de desperdiciar tus días, en el peor de los casos desperdicias también los días de los demás. Infelizmente esperamos a perder personas y cosas para valorarlas, privamos a aquellos que amamos de decirles en su momento lo valioso que es su tiempo en nuestras vidas y no lo hacemos de forma consciente, lo que nos pasa es que miramos al que esta  a nuestro lado y compartimos con él nuestras preocupaciones, nuestras tristezas, nuestras rabias inclusive!!, siempre a la espera de una felicidad que avizoramos en un tiempo al que ni siquiera sabemos si llegaremos. ¿Cómo te sientes cada vez que estas junto a alguien que amas sin poder verle feliz?, ¿cómo te sientes sabiendo que no hay nada que puedas hacer para que esta persona sea feliz? y a la inversa, también así les hacemos sentir a quienes nos aman; la gran mentira de todas es que sí que nos hacen y hacemos felices pero no otorgamos el valor que corresponde a sus compañías sino hasta que las hemos perdido para siempre y entonces lo vemos todo claro.

Este es el gran engaño en el que caemos frecuentemente; se nos olvida que la vida es esto que esta pasando ahora, que no vas a ser más feliz de lo que eres hoy, con todo lo que tienes.
Es este instante en el que compraste un delicioso helado, fuiste a ver una película, o solo te quedaste en casa escuchando música o leyendo un libro cuando sentiste que estas vivo!!.

No trabajando en grandes corporaciones, recibiendo el mayor sueldo de todos, realizando grandes viajes o viviendo en enormes mansiones, vistiendo ropa costosa; ni una sola de las cosas que te mencione le darán el impulso que necesita tu alma para salir a flote cuando no sea tan sencillo ver  la luz del sol, cuando no sea tan sencillo disfrutar de las pequeñas cosas que antes dabas por sentado y que perdiste de un minuto al otro.

La próxima vez que esperes la ocurrencia de "un gran evento" para ser feliz, recuerda que la vida es este instante que estás viviendo, AHORA y busca en ese instante el impulso que necesitas para dar el siguiente paso.... UN IMPULSO DE VIDA, nada más.




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