"Uno vive muchas vidas en una sola vida", esta frase con que la inicio se ha estado paseando por mi mente durante mucho tiempo. Debo reconocer que al principio me pareció una contradicción encantadora, un recurso del lenguaje, muy encantador pero, con el tiempo le fui hallando un sentido, un significado muy interesante.
Si has reparado en tu vida, quizá vas comprendiendo a qué se refiere; antes de seguir escribiendo sobre el tema que nos ocupará esta semana, déjame decirte que si bien las palabras tienen un solo significado como bien lo podemos hallar en el diccionario; el sentido con que las usamos es tan particular como cada persona.
Tú puedes obtener tu propia interpretación de la frase con la que inicio pero yo quiero compartir contigo la mía. Te decía que después de mucho pensar al respecto, me di cuenta que la frase solo pone de relevancia la manera en la que nuestras vidas van transcurriendo en el tiempo. A lo largo de nuestros años, vamos encarando distintas etapas y lo hacemos casi sin estar conscientes de ello.
Somos hijos, somos profesionales, somos padres, somos abuelos y eso solo por mencionar el curso normal de la vida, fuera de ello; somos amigos, somos consejeros y si tenemos suerte en algún momento somos despertadores.
¿Despertadores?, sí; porque si hemos sabido acumular experiencias y darnos cuenta del mensaje que se escondía en cada una de ellas, entonces despertamos a una nueva forma de vida, empezamos a advertir una realidad distinta, una que se desarrolla de forma paralela a la vida cotidiana en la que se sumergen las personas. Una realidad en la que las cosas son posibles y lo creemos así!!, una en la que todo aquello que imaginamos un día de pronto se materializa por caminos que jamás pensamos recorrer. Entonces nos volvemos como llamas encendidas, procurando llevar luz a otras oscuridades.
Advertir que somos capaces de vivir muchas vidas en una sola vida, es saber que en cada nueva etapa nos transformaremos y que cada etapa morirá para dar paso a una nueva. Que las transformaciones son necesarias, para poder seguir avanzando. Desde hace algunas semanas, he estado trabajando con una persona que se esta preparando para un nuevo tiempo en su vida, una de las cosas que nos han ocupado en las últimas semanas, es la relación que lleva con sus seres queridos. Trato de hacer que comprenda que en realidad las relaciones personas no se pierden solo se transforman.
Para aquellos que están desempeñándose como padres, esto quizá puede ser más fácil de comprender. Cuando los hijos son pequeños, es tarea de los padres actuar como referentes de ellos, padres e hijos recorren un solo camino, pero cuando los hijos crecen, éstos empiezan a dar pasos en su propia dirección, los caminos avanzan en paralelo y el padre espera que los cimientos que ha puesto en la vida de su hijo sean firmes para que lo sostengan en sus propias pruebas, el padre ya no es el referente es el consejero que acompaña, hasta que finalmente los hijos se hacen adultos, entonces inicia una relación de amistad entre padre e hijo, cada uno aporta desde su propia experiencia.
Aferrarnos a las cosas y a los momentos tal y como los veníamos viviendo no detendrá el curso de la vida, ella pasará y nos transformará lo queramos o no, ¿estaremos listos para ello?, sí, por supuesto que sí, que lo aceptemos o no, dependerá de nuestra propia capacidad para darnos cuenta de lo que esta sucediendo.
Alguna vez te dije que cada uno de nosotros, somos protagonistas de nuestra propia vida. Si eres un amante de la lectura, sabrás que las historias nunca transcurren de forma lineal, que los protagonistas atraviesan por un sinnúmero de aventuras y que sus personajes van creciendo a medida que la historia avanza. Bueno, tu historia tampoco lo es, vivirás muchas vidas y todas ellas al final conformarán tu propia historia, a la que llamarás TU VIDA.
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