Esta ha sido una semana con tanto afán que apenas he podido disfrutar de mis lecturas como lo hago habitualmente, sin embargo; eso no me ha impedido estar en contacto con las personas que estimo. La vida no es un camino llano por recorrer, casi siempre nos topamos con escollos por superar, nos enfrentamos a nuestras propias pruebas y vemos la manera en la que los demás enfrentan las propias.
Una de mis amistades ha tenido que despedir a su mascota, una gata preciosa que tuve la suerte de ver en algunas oportunidades. Una enfermedad incurable que se presento de improviso y que cambio todo de un día al otro. Si has pasado por esta terrible experiencia, comprendes que la tristeza que dejan estos animalitos cuando se van es comparable a la de un ser querido que se va. Por otro lado, he recibido noticias de una persona que enfrenta una enfermedad incurable, con todo lo que ello significa y la manera en que ha afectado la situación de su familia. El diagnóstico fue tan inesperado que apenas uno alcanza a comprender cómo ha cambiado la vida en tan poco tiempo.
Por desgracia, la despedida, forma parte de la vida; nuestro tiempo es finito, quizá por eso sea tan importante valorar cada segundo y hacer un verdadero esfuerzo por invertir nuestro tiempo en las cosas que realmente son de importancia, debemos esforzarnos en hacerlo porque las perdemos de vista con una facilidad asombrosa.
Nos embarcamos en proyectos y acarreamos un cúmulo de preocupaciones que ocupan nuestra mente, nos roban la paz y lo que es más importante, nos alejan de nuestros momentos felices o personas queridas.
Conocer estas dos realidades hace que vea lo pequeños que son mis problemas; hace que valore más mi vida y el tiempo que tengo junto a las personas que amo, hace que le dé más importancia a un solo minuto de paz que a todo el trajín en el que a veces me sumerjo, persiguiendo aquello que "considero" importante.
Si, la vida puede cambiar de un día al otro; por ello sería bueno que sean las cosas y las personas que nos hacen felices las que nos sostengan en los tiempos difíciles. Creo que la persona más rica del mundo, es aquella que goza del amor de los que lo rodean en los tiempos de dificultad.
¿Qué harías tú si supieras que el horizonte del tiempo ya no esta tan lejano como lo imaginabas?, es curioso hacerse esta pregunta, porque en realidad es innecesaria. Ninguno de nosotros conoce lo que le depara cada día, ninguno de nosotros puede asegurar que le faltan años por vivir o no. Lo que sí puede asegurar, es esforzarse por vivir plenamente la vida que tiene ante sí. Puede dejar de pensar en los plazos y empezar a ocuparse con todo aquello que llena el corazón.
Si las personas fuéramos conscientes de la importancia que tiene nuestro corazón, lo cuidaríamos más, puesto que es la única llave capaz de unir el alma y el cuerpo. No resulta extraño que la vida física, termine cuando se detiene, no es extraño que el alma inicie un nuevo viaje cuando se detiene.
Conocer ambas situaciones, ha hecho que deje de perder mi tiempo alimentando mis preocupaciones, ha hecho que me sienta gratitud por las cosas que tengo, por las personas que están junto a mi. Ha hecho que me esfuerce más por ver con claridad aquello que me hace feliz, o busque la manera de serlo.
Ninguno de nosotros conoce el mañana, pero sí que podemos empezar a construirlo desde este preciso instante, acompañando a las personas que amamos, comprendiendo que ellas están siguiendo su propio camino, al igual que nosotros, agradeciéndoles por estar junto a nosotros a pesar de sus propias caídas.
La vida no es un camino de ida y vuelta, se la recorre en un solo sentido y cada día es un tramo nuevo, depende de nosotros cómo vamos a recorrerlo.
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