Creo que no estamos lo suficientemente conscientes, del daño que le hacemos a nuestras almas. Sí, se habla mucho sobre el alma, pero muy pocos conocemos el alcance que puede tener la manera en la que reaccionamos y salimos "adelante" de las "malas" experiencias.
Ignoramos que son precisamente los sentimientos que albergamos los que en realidad enferman nuestra alma. El pesar, la congoja, el rencor, entre otros; sostenidos en un tiempo prolongado pueden llegar a enfermarnos y no lo advertimos sino hasta que es demasiado tarde.
Lo primero que debemos empezar a pensar, es que no hay buenas ni malas experiencias, tampoco hay buenas o malas personas. Lo que hay son experiencias y personas, las unas van sumando al libro de nuestras vidas y las segundas dejan grandes lecciones.
En este punto, me gustaría aclararte que tampoco hay bueno o malos sentimientos; lo que hay es una mala gestión de ellos. Es bueno sentir un poco de temor alguna vez porque nos lleva a estar alertas frente a una situación de riesgo o peligro; lo que en definitiva no esta bien, es sostener el temor al punto que lleguemos a paralizarnos en determinadas situaciones.
Lo mismo sucede con la tristeza. Es lógico sentir tristeza cuando una persona se ha ido o cuando algo que considerábamos importante ha terminado, pero sostenerla por demasiado tiempo solo nos conducirá a la depresión.
Las relaciones humanas son en su mayoría complicadas, y lo son; porque la mayor parte del tiempo esperamos más de lo que pueden dar o hacer los demás. Son muy pocas las personas que se permiten disfrutar de alguien tal cual es; de ahí que el mayor error que se comete al contraer matrimonio con alguien es esperar que con el tiempo esos "defectos" desaparezcan.
La peor forme en que se puede dañar el alma, es alimentar la culpa cuando una persona se ha marchado o cuando se ha producido una ruptura (las relaciones humanas, sean de naturaleza personal, laboral, etc.) están destinadas a formar ciclos en nuestras vidas y un ciclo siempre ha de tener un principio y un final. De ahí que no hay culpables, no hay "buenos o malos", simplemente hay experiencias y cuándo uno llega al final de ellas lo mejor que puede hacer es despedirlas con gratitud por lo que hayan podido dejar en nuestras vidas, después de todo; un capítulo de nuestras vidas se cerró con ellas.
Arrastrar con alguien que ya no esta, aunque solo la traigamos al presente con nuestros recuerdos solo conseguirá hacernos sufrir y cargar con el peso del sufrimiento es la peor forma de enfermar al alma.
También lo es, querer volver a los lugares en los que fuimos felices, porque "fuimos", ese tiempo ya no nos pertenece y esos lugares ya no serán los mismos de entonces.
La vida avanza, aunque a veces eso nos parezca muy triste, pero lo hace por una razón muy importante: Estás destinado a ser mejor de los fuiste y no es deteniendo tu camino que conseguirás serlo.
Recuerda que solo depende de tí, recibir con los brazos abiertos las nuevas experiencias, escribir nuevos recuerdos, dar la bienvenida a nuevas personas y sobre todo, recorrer nuevos lugares con la certeza de que ellos también un día pasarán a formar parte de un nuevo capítulo de la historia de tu vida.
No hay buenas o malas personas "solo hay experiencias" y en ese camino avanzamos todos; aquellas personas que te lastimaron estaban recorriendo su propio camino, quizá tú fuiste una lección para ellas, quizá no; lo cierto es que ellas seguirán su camino y aprenderán sus propias lecciones. También tú lo estás haciendo, así que limpia tu camino de aquellos sentimientos que ya te han acompañado más de lo que deberían, aún queda mucho por vivir y por aprender, no vale la pena seguir pensando en algo que ya pasó.....
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