Tengo el convencimiento de que no recorremos este camino tan solitariamente como pensamos; existen determinadas personas, que están caminando junto a nosotros, aunque no las tengamos cerca. De hecho, creemos equivocadamente, que la cercanía se basa en tener a una persona a nuestro lado; pero ciertamente la ubicación física no determina cuán cercana o lejana sentimos a una persona. ¿Qué lo determina entonces?
Existen determinadas personas, que sentimos cercanas al alma, que guardamos en el corazón aunque estén a mil millas de distancia. Personas que tienen la capacidad de llenarnos de vida, personas con quienes tenemos la posibilidad de entablar diálogos interiores que tienen el poder de sanar el alma.
A veces, tenemos la fortuna de tenerlas a nuestro lado, otras comparten nuestro camino, en ese mágico mundo interior en el que se puede hablar con el lenguaje del alma.
Benditos sean esos diálogos sanadores, esos momentos en que podemos compartir lo que nos pasa en el alma, en la vida, y qué decir de la ilusión con que llenan nuestras vidas!!
Existen seres de luz y no es una frase gastada, en mi camino he tenido la fortuna de hallar personas que han llenado de tanta luz mi vida, que su recuerdo todavía hoy alumbra mi camino. Bendito sea Dios que las ha puesto para que caminemos juntos, aunque se trate de solo un tramo del camino.
Sin embargo, así como la vida transcurre en claroscuros, también las personas pertenecen a una variada gamma de luz y oscuridad. Saber distinguirlas, debe ser una de las tareas más importantes para nuestro bienestar emocional y espiritual. Espero que tengas la suficiente claridad espiritual para saber reconocer unas de otras y así empezar a construir verdaderas relaciones sanadoras.
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