Hace muy poquito leí una frase que me encantó:
"Ningún camino esta escrito sobre piedra"
Cuando realizo un acompañamiento en el camino de aprendizaje emocional de una persona, la primera cosa que les digo es: "no te pongas limites".
Lo creo absolutamente, a veces, casi sin darnos cuenta, ponemos limites a nuestro accionar, hay mucho que se puede decir al respecto, pero en esta oportunidad voy a concentrarme en los "errores" que cometimos, y dejamos que sean ellos los que dicten lo que aún podemos hacer y lo que "ya no podemos".
A la mayoría de nosotros, se nos ha enseñado, desde que éramos pequeños que no es bueno cometer errores, como si fuéramos una seguidilla de máquinas perfectas, programadas para el éxito, el error por tanto, requiere de una profunda revisión, se ha presentado un defecto en nuestro funcionamiento.
Bueno, no somos máquinas, somos seres humanos, cometemos errores y es a travéz de ellos que aprendemos más que nada. ¿Te sorprende?, el camino que abre cada lección aprendida, es el que nos lleva un paso más adelante de la persona que Dios soñó que seríamos.
Equivocarse no es malo, lo malo es no aprender de ello y mucho más, es pensar que el error que cometimos, nos quitó la posibilidad de hacer una o muchas cosas hacia nuestra felicidad.
Recuerda que los límites, los pones tú, parte de seguir, es saber que ningún camino esta escrito sobre piedra, que tal vez sea necesario hacer pequeños ajustes, diseñar una nueva ruta e incluso detenerse para tomar fuerzas, pero jamás, nunca, dejar de luchar por lo que se quiere, por la propia felicidad, no hay edad para ello, recuérdalo, porque otro de los límites que nos ponemos es el tema de la edad: Jamás se es demasiado "viejo" para empezar de nuevo.
La vida no se detiene, ¿por qué lo haces tú?
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