domingo, 9 de junio de 2024

NUESTRO PRIMER GRAN AMOR

No  conozco  persona  sobre la faz de la tierra, que no interactúe con el  amor,  y es que fuimos creados en amor, y cuando te digo  esto, me  refiero a que cada uno de nosotros fuimos el  sueño  de Dios, su amor dio vida  a  nuestro espíritu, y es  su amor  en nosotros lo que nos confiere la capacidad de amar. Nuestra vida,  solo tiene sentido cuando  desarrollamos  nuestra capacidad  para amar.

Nuevamente, me veo en la  necesidad de  recordarte que a pesar de que una gran mayoría  busca desarrollarse en el amor  de pareja, el amor es mucho  más que eso  y si ya tuviste la  fortuna de vivir el  amor en otra de sus formas,  me  darás la razón  cuando digo, que el amor y  solo el amor, tiene la capacidad de hacernos  sentir vivos. Sin embargo, a menudo, ignoramos el  que debería ser  nuestro primer gran amor: UNO MISMO.

Me gustaría decirte que el proceso de aprendizaje  del amor  propio, no se realiza de la  misma forma  que  se  aprende a comer,  a caminar  o a hablar, desafortunadamente no lo es, si  bien es algo  que se puede aprender desde  la infancia,  no  es así para todos, ¿por qué?, porque  sencillamente durante la infancia, nuestra  primera interacción con el amor, la tenemos con  nuestros padres y aunque nos gustaría que sean perfectos,  no lo  son  y las  personas en  una gran mayoría aprendemos a querernos con los años, unos  antes que otros, por tanto, existe una buena  probabilidad de que las personas que tienen la  fortuna  de ser padres, aún tengan  mucho por aprender,  no se puede  enseñar aquello  que se ignora.

No se puede corregir un error echando la culpa a alguien más,  con  los años  uno  aprende a amarse a uno mismo,  es posible  que, si hasta ahora  no pudiste  sostener relaciones amorosas  sanas,  la causa se deba a este desconocimiento:  ¿Cómo se puede amar a alguien más, si  no sabes amarte a ti  mismo?

Por fortuna, uno siempre tiene tiempo para  enmendar los errores, procura conocerte a ti mismo,  quererte  a ti mismo, antes que a nadie.
Quienes me conocen, saben  que disfruto mucho de  una buena conversación, no es por tanto, extraño  que sea de las  primeras en asistir cuando  me invitan a una  reunión de amigos. Durante una de  tantas reuniones, una de las personas comenta que  teniendo la oportunidad de  asistir a  una invitación, pregunto  al salir, si se veía bien. La  respuesta que recibió, fue mala, por  no decir hiriente, el  solo recordarlo, aún le  producía  malestar.  Lo que dije casi de inmediato, fue: ¿Tú  te sentías bien con la ropa que elegiste?,  a lo  que esta persona no tardo en contestar que  si. Bueno,  le  dije, "recuerda que la primera  opinión que debe importar, debe ser  la  tuya".

Cometemos esos errores, con más frecuencia de lo que imaginamos, hace falta reforzar nuestra autoestima,  y aprender eso  lleva  tiempo, no te embarques en ninguna relación, si no  aprendiste a amarte  primero.













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