domingo, 29 de septiembre de 2024

HACIA NUEVOS RUMBOS

Particularmente, no soy de las personas que reciba  a bien cuando alguien se va, cuando yo debo dejar  un lugar o en  fin, cuando algo termina. 
Sin embargo, recientemente escuché una reflexión que me dejó  en  qué pensar (como bien  sabes, le  doy  la bienvenida a todo lo que me invita a pensar y reflexionar). 

La misma  se enfocaba en el hecho  de dejar ir personas , momentos o  lugares, porque todo ello  pertenece a  una persona  que ya no eres y es por tanto la vida diciéndote que es tu tiempo de seguir adelante y esto precisamente es lo que estuvo paseando por mi mente varios días.

Jamás había pensado en el otro lado de  las despedidas:

LOS QUE PASAMOS SOMOS NOSOTROS!!!

Como  bien  sabes, nosotros no somos los mismos de años atrás, por lo  tanto no son los lugares, no  son los eventos, no son  las personas  que se van,  somos nosotros  quienes nos despedidos,  dejamos atrás un  tiempo al cual ya no pertenecemos, como cuando siendo niños debemos desechar nuestro viejo par de zapatos porque ya no nos queda bien y  es en este punto que deseo concentrarme.

El tema  de  tener  que despedir o  dejar ir algo que es importante,  es  que casi siempre lo hacemos con la tristeza como consecuencia lógica del cariño que  depositamos en ellos, pero casi nunca reparamos en  que ya no  nos encontrábamos en condiciones óptimas, porque  todo ello  formaba  parte de  la vida de una persona que  ya no somos.

Abraza  el tiempo  nuevo que se abre ante  tí y  despide lo  pasado con gratitud, por lo  vivido,  las  enseñanzas  que te llevaron a ser quien eres hoy y  los momentos felices que  abrigarán tu corazón en tiempos de dificultad.

Cuando  sientas que  la tristeza de su recuerdo quiera instalarse en tu corazón, despídela en  paz, porque no hay sitio para ella. 
Sigue adelante, con la convicción, de que  a donde quiera que vayas, será solo otra parada más, hacia tu  destino final.




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