A veces me pregunto, ¿qué tan conscientes estamos de la increíble magia que posemos?, somos una gota del amor de Dios, apenas una gota del océano, y sin embargo poseemos las mismas características, somos capaces de transformar vidas, de llenar de luz los espacios más oscuros, de transmitir amor, incluso si solo estrechas la mano de alguien.
El problema de la actualidad es que ya no somos capaces de mirar dentro de nosotros, ya no somos capaces de ver y sentir ese maravilloso mundo interior en el cual se desarrolla toda nuestra vida. No tenemos que alimentar pasiones, deseos y acciones desenfrenadas, para saber lo que es el amor, para sentirnos vivos. Si tenemos que llegar a los extremos, para sentirnos vivos, estamos lejos de serlo.
La vida, el amor, la felicidad; se esconden en los detalles más simples y pequeños de la vida, un pequeño mensaje, un simple saludo, en un momento de fragilidad bien pueden encender un destello de luz en el alma. ¿Cuál es esa magia que puede obrar en los detalles más pequeños? Creo que ya tienes la respuesta, tu corazón ya lo sabe: EL AMOR
Se ha dicho tanto sobre el amor, hay fechas en el año destinadas a celebrarlo!!, y sin embargo que poco sabemos de él, aunque puedo asegurarte que al menos una vez, en toda tu existencia, aunque por un breve instante, lo sentiste firme en tu corazón. ¿Puedes recordar cómo te sentiste?
Es tan fuerte el destello que se enciende en el alma, que por un breve momento, sentimos felicidad, sentimos que todo es posible, sentimos que todo esta como debería estar. No pensamos en los problemas, no pensamos lo que nos falta, simplemente, todo esta bien. Tal es su magia!!
Somos magia, aunque no lo sepamos, somos magia en acción, tenemos la capacidad de generarla, todo el tiempo, entonces ¿por qué no podemos hacer nada?, porque todos somos almas rotas, no entendemos la vida, ni siquiera la vemos en los demás, porque nuestra visión es borrosa.
Hace falta sanar para poder dar la bienvenida a esa vida a la cual tenemos derecho, para activar esa magia que ya reside en nosotros.
Necesitamos recordar que para transformar vidas, debemos empezar por transformar la nuestra, y esto solo será posible, en la medida en que nos reconstruyamos interiormente.
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