Hace algún tiempo que vengo trabajando sobre una idea: "Lo que no depende de mi, no debería robar mi paz", es tan simple esta idea, pero comprenderla y aplicarla en mis días, me ha costado mucho. Principalmente, porque tengo la mala costumbre de sobre pensar cada dificultad que atravieso, una mala costumbre que me ha llevado a encontrar soluciones a muchos problemas que francamente pensé que jamás se resolverían, pero hay que reconocer, que no siempre es así.
Entonces, ¿qué pasa con todo ese tiempo que pasamos tratando de controlar aquello que no depende de nosotros?: la única finalidad es robarnos la paz.
Ocupar nuestra mente, con problemas asociados a situaciones que no dependen de nosotros es la peor forma de perder el tiempo y más aún, es la peor forma de ocupar nuestros pensamientos. ¿Cómo reconocer entre algo que podemos cambiar, de lo que no?, no se hace fácil contestar esta pregunta, pero después de mucho pensar, y sobre todo, después de mucho observar, creo que puedo responder a esta pregunta.
Hay situaciones, que nos ocasionan más de una molestia, pero que en definitiva, tienen que ver con acciones que corresponden a otra u otras personas y ese es precisamente el escenario al cual no pertenecemos, pero ¿qué hacemos entonces? sé que quizá para algunos de ustedes, lo que vaya a decir, no les satisfaga, pero para quienes ya han recorrido un largo camino espiritual, la respuesta tendrá todo sentido.
Cuando, uno atraviesa una situación difícil, que nos roba la paz y que no depende de nosotros, lo que podemos hacer, es dejarlo en las manos de Dios, es dejar obrar a aquel, de quien depende nuestro destino y a quien le pertenece todo aquello que esta fuera de nuestro alcance.
Las lecciones que se nos van presentando siempre están orientadas a hacernos mejores de lo que somos hoy, saber que no somos personas, "todopoderosas" capaces de controlar todo lo que nos esta sucediendo, nos acerca a nuestra fragilidad, nos acerca a la simpleza de nuestra existencia, nos acerca al fortalecimiento de nuestras habilidades.
Lo que no depende de tí no tiene por qué ocupar tu mente y no tiene por qué intranquilizarte. Descansar en la voluntad de Dios, no solo nos devuelve la paz, también nos devuelve la claridad suficiente para ver que hay cosas que llegan para enseñarnos algo, la resistencia no las hará desaparecer, solo atrasará aquello que Dios quiere comunicarnos y si todo esto no es suficiente, déjame decirte que además nos enfrenta con una simple verdad: Todo aquello que sucede y que Dios permite que sea así, siempre es para nuestro bien.
En lugar de alimentar pensamientos que solo van a intranquilizarte, hazte una simple pregunta: ¿Qué es lo que Dios quiere que aprenda?, ¿Qué nueva lección me esta mostrando esta situación?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tomar un tiempo para compartir. Vuelve cuando quieras.