domingo, 30 de octubre de 2016

HAY QUE SABER PERDER

Amigos!!!:
Bienvenidos. Los días de noviembre ya llegan, creo que son días que de alguna manera vienen acompañados de una cierta sensación de nostalgia, por el recuerdo de aquellos seres queridos que partieron a la presencia de Dios. El celebrar la fiesta de Todos Santos y con ella el día de difuntos no ayuda mucho.
Aunque yo también guardo el recuerdo de una persona muy querida para mí, es inevitable que no recuerde a mis amigos de cuatro patitas (Cooper y Perla) a quienes definitivamente todavía extraño muchísimo.
Contamos con la dicha de haber compartido al menos un tiempo de nuestras vidas con nuestros seres queridos; hoy ausentes, lo cierto es que ellos pasaron a ser fantasmas que viven en nuestros recuerdos, como nosotros también lo seremos algún día en el recuerdo de alguien más.....

Hoy precisamente quiero escribir sobre eso, los días grises no ayudan mucho cuando se trata de aligerar un poco la nostalgia; aunque uno haga un gran esfuerzo.
Hay que saber perder; creo que la frase suena tan irónica como realmente lo es su significado; pero ciertamente hay que saber que en la vida perderemos muchas veces y de muchas maneras. Perderemos cosas, perderemos personas, perderemos oportunidades..... perderemos.

Hace falta ser una persona muy fuerte para aceptar cuando algo se ha perdido, para no caer el vacío de la impotencia, para no tratar de recuperar de cualquier forma, para aceptar la voluntad de Dios.
Cuando pienso en ello, una sola pregunta asoma por mi mente: ¿Cuántas veces nos hemos comportado como niños mimados acostumbrados a tener siempre lo que queremos?.

Quisiera decir que nunca, pero ciertamente mentiría, sin embargo la derrota en una medida pequeña o grande es necesaria en nuestro camino, para recordarnos que no somos Dioses, para valorar lo que tenemos, para desechar la prepotencia, para recordar lo que es la humildad, para madurar y finalmente para aprender que la voluntad de Dios esta por encima de la nuestra.... afortunadamente lo esta!!.

La muerte sin embargo no es una de las experiencias que nos enseña a perder, porque la muerte realmente no significa una pérdida.
Ciertamente, cuando transmitimos condolencias tenemos la costumbre de decir "siento tu pérdida" y aunque realmente nuestro ser querido ya no estará más físicamente junto a nosotros, su presencia ahora vive en nuestros corazones, ¿se puede perder realmente cuando nos ha unido el inquebrantable lazo del amor?... NO.

Definitivamente, la muerte no representa en sí misma una pérdida, porque nuestra alma es inmortal, nuestro espíritu no conoce la muerte, entonces solo lloramos porque nuestros ojos humanos ya no los verán, pero nuestros espíritus sí que llevaran vivas sus presencias, porque como bien le dijo el zorro al principito: 

He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

Días de noviembre, es inevitable que una extraña melancolía se apodere de nuestra alma, pero si sabemos ver con el corazón realmente comprenderemos que la muerte no es una pérdida, es tan solo una invitación para que aprendamos a ver que nuestros seres queridos siguen vivos en nuestros corazones, que nuestras almas permanecerán unidas por el irrompible lazo del amor que es la mayor fuerza de todas.

Precisamente por ello, cuando de dar condolencias se trata elijo con mucho cuidado las palabras que utilizaré, cuando estoy en presencia de alguien que ha perdido a un ser querido elijo siempre decir: "Que Dios consuele tu corazón". 
Porque en definitiva la tristeza es necesaria, llevar el duelo es necesario para mantener la salud del alma, pero si la pena nos acompaña para toda la vida, jamás podremos ver que realmente no hemos perdido, jamás podremos ver con el corazón, porque en él ya habita solo la tristeza.

Que esta semana, inicio de mes; sus corazones se llenen de luz!!!. Hasta la próxima.


domingo, 23 de octubre de 2016

LA VIDA SIGUE Y ¡¡GRACIAS A DIOS LO HACE!!

Amigos:
Bienvenidos!!!, aquí estamos una vez más; con el corazón lleno de vivencias felices o infelices; lo cierto es que la vida continúa y gracias a Dios lo hace!!. Es preciso poder recibir un nuevo día con la esperanza de que ese sea el día más feliz de nuestra historia, es preciso aferrarnos a esa esperanza en los días grises que de tanto en tanto uno atraviesa.
Vamos llegando al final de Octubre, ¡cómo va pasando el tiempo!, jamás dejara de sorprenderme y es que a penas uno tiempo de limpiar la casa "por dentro" de todas esas vivencias que marcaron el corazón durante este mes cuando ya empezamos a vislumbrar el nuevo....

Me gusta utilizar la expresión: Una de cal y otra de arena, y es que la mayor parte de la vida uno se la pasa entre celebrar un evento favorable y angustiarse por otro desfavorable. Esta semana creo que es cuando más he puesto en mi mente esta expresión pues hace algún tiempo la pequeña hija de una amistad que se encontraba internada en el hospital por una severa infección pudo finalmente regresar a su hogar, tras un largo tiempo de tratamiento; razón demás para agradecer a Dios por su constante ayuda. 
Estos días también he celebrado el hecho de que una persona cuyo estado emocional le había llevado a la "casi parálisis" del cuerpo y a la cual por la gracia de Dios he podido ayudar por medio de un diálogo abierto  que sostuve durante varios días con esta persona, hoy este en franca recuperación. Se siente una gratitud enorme con Dios, el haber podido ser de utilidad para que una persona retome su vida, tal cual se la dio Dios.
Pero a ¿qué viene una de cal y otra de arena?, a que en estos días me enteré de unos perritos ya grandes que fueron llevados a un albergue porque su dueño se encuentra en estado terminal y ninguno de sus parientes quiso hacerse cargo de ellos, esta demás que les cuente mi angustia cuando supe de ello y es ahí donde uno realmente se pregunta: ¿Donde están los seres humanos?, lo que me queda es pedirle a Dios que esos pobres animales cuenten con una segunda oportunidad y alguien los reciba en su hogar para brindarles todo el cariño y el cuidado que se merecen.

Hoy he pensado mucho en un precios arlequín, obsequio de una persona muy querida; ¿Por qué? porque simplemente creo que todos en algún momento desempeñamos ese triste papel; tratar de mostrar a los demás que realmente estamos bien, cuando por dentro se desarrolla un mundo de penas y angustias.
Creo que vivimos en un lugar donde las razones no faltan para sumirse en tristeza y melancolía; sin embargo es bueno recordar cuando atravesamos esos tiempos que debemos aferrarnos a la naturaleza del arlequín, pues este precioso personaje tenía por trabajo hacer reír a la gente, llevaba la alegría siempre a donde iba y conseguía llenar los corazones de quienes estaban cerca de mucha felicidad.

Si, es cierto que a veces hay que obligarse a ver el lado positivo de la vida, pero considero que cada uno de nosotros también debería tomarlo como su trabajo, llenar de alegría no solo el corazón de aquellos que están cerca de nosotros, sino el propio; pues una vez escuché decir que la risa consigue ahuyentar a muchos demonios y es que difícilmente ellos viven en corazones felices.

¿Cómo podemos lograr esto?; amante de la lectura como creo que soy, hace poco termine de leer el libro "Emociones que Curan" de Rika Zarai, libro que por supuesto les aconsejo pues les proporcionará una buena perspectiva para comprender la importancia de sanar esas emociones que a la postre pueden manifestarse también en nuestra salud fisica.

Pues bien, compartí plenamente con la autora, la idea de que es bueno desechar todo aquello que nos ocasiona malestar emocional de una forma saludable; reitero en esto, porque hay algunas personas que canalizan lo malo por medio de la violencia o la depresión, pero uno en definitiva no puede sustituir una emoción negativa con otra peor, el resultado será mucho más perjudicial para sí mismo.

Llevar un duelo "saludable" por aquello que uno ha perdido es uno de los caminos indicados para poder desechar aquello que sucedió y que dejo una profunda herida en nuestro interior.
Permitirse llorar, es aconsejable; a veces uno trata de hacerse al fuerte con el único objetivo de que los demás no lo tilden de frágil; pero por lo menos puertas adentro uno debe permitirse llorar pues la pena no puede desprenderse de otra manera del alma.
El duelo tampoco puede ser eterno; pues ya estaríamos rondando otro escenario, al cual creo yo, ninguno de nosotros quiere llegar y es que una vez más les recuerdo que el diablo no suele vivir en aquellos corazones donde la alegría se hace camino.

Despedir con propiedad aquello que uno perdió, no solo limpiará el alma, sino también la condicionará para recibir algo nuevo; pues es bueno recordar permanentemente que cuando algo o alguien se va, algo o alguien nuevo llega a nuestras vidas.

En el camino de restaurar nuestro espíritu, es apropiado que nos rodeemos de aquello que alegra el alma, si a usted le gusta escuchar música; hágalo aunque al principio no tenga ganas, pues recuerde que Roma no se construyó en un día, verdad?; pero sí uno no empieza ya, luego será más difícil aunque de ninguna manera imposible.

Defienda el bienestar de su espíritu a cualquier precio, recuerde que en los días grises nuestros pensamientos suelen alimentar la angustia o la pena, por lo que una actitud positiva sería ocupar la mente con aquello que realmente nos llena de bienestar.
No hay mejor remedio para un corazón triste que ayudar a quien lo necesita pues ese bienestar que le reporta al alma ver la alegría en rostro de aquel a quien hemos sido de utilidad no tiene precio, aunque nuestra ayuda se haya cifrado en un par de palabras o las oraciones que le dirigimos a Dios por esta persona.

Para hacer grandes cambios en la vida de alguien más o en la suya no es necesario convertirse en la persona más importante o la más millonaria, lo único que hace falta es defender con todas sus fuerzas esa alegría que todavía esta presente en su interior.
Hay muchos elementos que contribuyen para que usted sea feliz, no deje de verlo solo porque unas cuantas personas o algunos eventos desfavorables trataron de entristecerlo, LA VIDA SIGUE Y GRACIAS A DIOS LO HACE!!!




domingo, 16 de octubre de 2016

LA LUZ QUE ILUMINA TODA OSCURIDAD

Amigos:
Bienvenidos!!!, espero que todos ustedes hayan alcanzado el perdón; ya que es el único camino hacia la paz del alma. Que sus historias se pinten de colores!!!, que estén llenas de momentos felices.
Esta semana vi la historia de la leona Sirga y su amigo Valentín; quien la encontró cuando era una cachorra de 10 días, a punto de morir.
Valentín no pudo dejarla, así que la crió; ahora esta en pleno proceso de hacer que Sirga cace su propia comida. Historias así, hacen que piense que todavía quedan seres humanos capaces de conmoverse con el sufrimiento, capaces de hacer algo y no limitarse a ser simples espectadores.
Valentín atraviesa todos los escollos por los cuales atraviesa un corazón que sabe amar, pues cuando uno entrega el corazón a otro ser vivo; no puede menos que buscar siempre el bienestar del ser querido, pero ese constante afán encuentra con mucho su satisfacción, el amor que se recibe por respuesta y que constituye el alimento más importante de todo aquel que se considera "ser humano". Después de todo y con mucho mérito esta historia fue titulada "Corazón de León".

Poco tiempo antes de que yo escriba; participé en la conversación que tenían dos personas sobre las novenas que se rezan a diferentes santos; ambas se pusieron a comparar la calidad de las novenas resaltando las cualidades una de la otra.
Fue curioso el tenor de esta conversación, pues ambas personas realmente estaban sumergidas en la importancia de su charla, pero yo me hacía una sola pregunta; ¿Realmente el Santo o la Santa intercederá con mayor seriedad aquella petición que provenga de la "mejor novena" ?.

Las personas a veces olvidamos que la fe, es mucho más que rezar determinada cantidad de oraciones, aunque éstas vengan del mismo Vaticano.
Lo cierto es que la fe, es una luz que nos ilumina en la oscuridad donde a veces el barco de nuestras vidas se encuentra, la fe es saber que llevamos a Dios en nuestro corazón, que a veces conversar con él en nuestro pensamientos es igual en importancia que separar un tiempo de nuestras vidas a la oración.

No digo que dedicar un tiempo de cada día a la oración sea algo malo, por el contrario; es bueno poder dedicarle ese tiempo a Dios; pero aveces (con mas frecuencia de lo que uno creería), es difícil poder hacerlo, por lo que hablar con Dios en el tiempo que nos toma llegar a nuestro trabajo, tiene el mismo valor.

La fe no se limita a pronunciar un cúmulo de oraciones dentro de una iglesia, la fe se vive a cada minuto de cada uno de nuestros días.
Dios vive en nuestros corazones, no necesitamos buscarlo en algún lugar determinado, porque va junto a nosotros, camina junto a nosotros y al igual que cualquier persona que ama; él también sufre con nuestro distanciamiento.

Después de todo, si tenemos tiempo para preguntar cómo están nuestros amigos, cuanto más tiempo deberíamos tener para hablar con Dios.
El problema es que muchas personas no logran conocerle, no han podido verle con claridad en sus vidas, por considerar que la fe, debe ser vivida en la misa diaria o al menos semanal, en el rezo de unas cuantas oraciones, etc.

Pocos saben que la fe se vive todos los días; que es puesta a prueba en los diferentes conflictos que debemos resolver a lo largo de nuestra vida y que sin la fe, nuestro espíritu moriría un poco en cada una de ellos.

Pocos saben que podemos ver a Dios en el rostro de una persona "necesitada" o de un animal maltratado, incluso en esa naturaleza que a falta de darle la importancia debida, esta muriendo un poco cada día.
No importan mucho si las oraciones son recitadas en latín o simplemente hablamos con Dios, si las novenas están bien hechas para que sean más eficaces, si podemos ir a la iglesia todos los días, si uno no pone en práctica esas palabras en su vida, de muy poco han de servir.

Lo que verdaderamente importa es ver a Dios en todas las cosas que hacemos todos los días, en la forma en que nos relacionamos con los demás y en la forma en la que nos comunicamos con él.
La fe se traduce en la salud de nuestro espíritu, en la capacidad que tenemos de dar y recibir amor, porque solo un espíritu sano, un espíritu que vive en Dios puede saber de la inmensa alegría que reporta saber amar y transmitirlo a los demás; en todas las criaturas que Dios puso en este mundo que puso en nuestras manos.

Que Dios llene de bendiciones sus vidas!!!. Hasta la próxima.





domingo, 9 de octubre de 2016

CUAL ES EL PRECIO PARA LA FELICIDAD

Amigos:

Bienvenidos!!!, cómo les va?; me gusta pensar que cada vida es un barco que zarpo mar adentro el día que nacimos, ¿a qué altura del viaje se encuentran?, ¿atravesaron ya algunas tormentas?, porque la vida es eso, es un viaje maravilloso, lleno de lugares inesperados, de aventuras, de peligros, de lecciones, de aprendizajes, la vida es eso y mucho más....

Hoy me encontré con esta historia:

Cuentan que Leonardo Da Vinci, buscaba modelos para su obra “La última cena”. Fácilmente encontró a Jesús: un joven florentino en la primavera de la vida: fuerte, alto, con la mirada fresca, envolvente y cautivadora. Limpia. Fue fácil invitarlo a posar. Pasó el tiempo y entre las distintas actividades del gran maestro el cuadro no quedaba terminado. Serían diez años desde que había comenzado el cuadro y para dar por terminada la obra faltaba otro de los personajes principales de la escena: Judas, el discípulo que traicionó a Jesús. No era cosa de otro mundo buscar una persona que pudiera servir de modelo, si bien a nadie le agradaba tal empresa, por las heridas que en la susceptibilidad personal pudieran causarse: eso de quedar inmortalizado en la historia como un traidor no era del todo halagador para nadie. Así las cosas, Leonardo buscó entre las peores tabernas a los posibles personajes que pudieran desempeñar el triste papel de Judas Iscariote. Buscando, buscando, lo encontró: un hombre, no muy grande, de unos treinta años pero con una mirada triste, perdida, el ceño fruncido y las espaldas ya algo cargadas por el paso del tiempo. Con todo respeto lo invitó a la osada empresa y el sujeto aceptó. Habría sido en las primeras sesiones cuando nuestro modelo, sin notarlo, comenzó a llorar. Leonardo, tratando de congraciarse con él y admirando su exquisita sensibilidad le dijo:
-Pero hombre. No llores, no es para tanto. Tú no eres un traidor, tan sólo me estás ayudando en esta empresa. Es cierto que te ha tocado jugar un papel muy poco halagador, pero por favor, no lo tomes así.
A lo que el hombre respondió:
-No lloro por lo que tú me estás diciendo. Lloro por mí mismo. ¿Es que no me reconoces? Cuánto habré cambiado que al cabo de diez años tú mismo me pediste que posara como Jesucristo y ahora me invitas a ser Judas Iscariote...

Esta demás decirles que la historia me gusto por muchas razones, uno puede quedarse con la moraleja que uno entiende en la primera lectura, ¿cuántas experiencias cambian nuestra forma de ser?; pasamos por tantas caídas que no resulta extraño toparse con una que nos lleva a reinventarnos, a mostrar un rostro gris, miradas sin luz, y es que uno siente que lleva el peso del mundo sobre los hombros, ¿cuántas veces te sentiste así?....

Sin embargo, a la luz de una segunda lectura uno se encuentra con la hermosa historia de Da Vinci y su cuadro de la última cena; de esa historia que le lleva diez años terminar, de ese sueño que tuvo un día de plasmar la ultima cena y no renunciar hasta encontrar las condiciones "ideales" para terminarlo, condiciones que él busco, que seguramente imagino muchas veces hasta que pudo verlas.

Esta preciosa historia, como yo la veo; me lleva a preguntarme ¿se puede poner un precio a la alegría?, ¿se le pueden poner plazos?..
Las personas estamos tan acostumbradas a postergar nuestros sueños, los dejamos para cuando hayamos ahorrado mucho dinero, para cuando tengamos una casa, para cuando tengamos una profesión, para cuando....

Lo cierto es que la vida se vive aquí y ahora, que hace falta vivir los sueños respetando sus tiempos; que uno puede empezar a construir su sueño ahora aunque para eso sea preciso dejar de lado la falsa seguridad con la que hemos engañado al alma.

Uno puede empezar a construir su sueño hoy y verlo realizado dentro de un tiempo largo o corto; según Dios lo disponga, lo que no se puede hacer es renunciar a ellos, porque estaremos callando la voz del alma, porque entonces dejaremos de ser humanos y pasaremos a ser simples máquinas que se mueven al ritmo de la agenda.

Y es que a la alegría no se le puede poner un precio; no se puede esperar a tener mucho dinero para ser feliz, porque podría ser que para cuando ese día llegue, ya ni siquiera sepamos lo que nos hace felices.

A la alegría no se le puede poner plazos, si acaso; esos los conoce Dios; pero sí que se puede empezar a construirla hoy, en este presente que por momentos nos agobia, en estas horas que a veces se hacen muy largas y es que frecuentemente nos perdemos en ese laberinto de posibilidades que aparentemente nos muestra el mundo.

Lo cierto es que el corazón conoce la ruta de nuestros sueños, pero hemos callado su voz, por escuchar la bulla del mundo.
Cuán necesario se hace retomar ese camino, ir descubriendo para qué fuimos hechos; escribir nuestra historia en momentos pequeños de felicidad, en los cuales el corazón nos susurro al oído que es mucho más fácil ser feliz cuando se invierte la vida en la materialización de un sueño. ¿Qué importa que debamos esperar diez años si es preciso?.

Para conocer la ruta de nuestros sueños hace falta que escuchemos lo que nuestro corazón nos grita a cada momento, porque podemos perdernos persiguiendo los sueños de alguien más, solo porque esa persona tuvo el valor de decirlo en voz fuerte.

Y aquí es donde me encuentro con el Judas de la Historia, porque muchas veces invertimos tanto de nosotros mismos persiguiendo sueños equivocados (y es que jamás conseguimos callar la bulla del mundo) que terminamos desgastando nuestro ser.

Creo que deberíamos pedirle a Dios más frecuentemente que nos permita aceptar que hay cosas que no pueden cambiarse por mucho que lo querramos, que a veces hace falta dejar a quien queremos tanto, pues su tiempo en nuestras vidas ha terminado.
Deberíamos pedirle a Dios que nos de valor para cambiar lo que debe ser cambiado y que nos infunda mucha pero mucha sabiduría para distinguir cuando dejar ir  y cuando seguir luchando.

Que esta semana, cuentes con la suficiente claridad para distinguir un sueño de una simple bagatela y que Dios te el valor para seguir tus propios sueños. Hasta la próxima!!!.


domingo, 2 de octubre de 2016

LO QUE REALMENTE ME PREOCUPA ES LA VIDA

Amigos:
Bienvenidos!!!, bienvenido sea Octubre, recibámoslo con los brazos abiertos, seguros de que traerá consigo muchas bendiciones.
Hemos despedido septiembre y con el algunas páginas de este libro que empezó a escribirse desde el primer día en que vinimos a este mundo. Espero que hayan sido páginas inolvidables, que perduren en sus mentes y en sus corazones por mucho tiempo.
Estos días nuevos son siempre la promesa de cosas buenas por venir y espero en Dios que sea así, que ustedes puedan concluir con éxito sus proyectos, que sus relaciones personales o profesionales prosperen, que sean días que les permita pulir aquello que ustedes consideren necesario en su camino de superación personal pero sobre todo, espiritual.

Existen determinadas ideas que uno tienen en torno a la muerte; creo que la gran mayoria piensa en ella con un rechazo natural y es que a decir verdad hay muy pocas cosas buenas que uno pueda asociar a este tema.
La despedida de los seres queridos jamás será algo que uno afronte con bienestar y el hecho de pensar en la propia muerte tampoco lo es.

Sin embargo, como comente hace algunos días, sinceramente la muerte no es algo que ocupe mi mente demasiado, lo cierto es que de hecho no me preocupa en absoluto.
Recuerdo que cuando toque este tema en una conferencia que brinde, uno de tantos días que ya pasé; la mayoría parecía no comprender muy bien ¿por qué la muerte no me preocupaba en absoluto?, entonces les explique lo siguiente:

Nuestra naturaleza humana es de carácter perecedera, somos simples mortales y aunque la idea de ser inmortales sea siempre muy atractiva lo cierto es que no lo somos.
Indudablemente llegaremos al último de nuestros días, suele decirse que uno nunca llega tarde a esa cita y creo que es cierto.  
A la luz de este razonamiento que es muy personal; uno se pregunta si vale la pena que las personas se preocupen por un "tratamiento" o "cirugía" que evite que se produzca el deceso o alargue la vida.

No, no es la muerte lo que preocupa, lo que realmente preocupa es la vida (en este punto pude observar que las expresiones de la mayoría de los asistentes fue de mucha más sorpresa e incomprensión).
Me preocupa la vida (continué) porque es en cada uno de sus días que se cifra nuestra felicidad, porque es en cada uno de sus días que concretamos nuestros sueños, nuestros objetivos o simplemente enriquecemos el alma.

Porque perder el tiempo es un lujo que no podemos permitirnos; porque cada uno de los días bien o mal vividos no volverán.
Porque hay muchas personas que amamos a las cuales ni siquiera sabemos si las vamos a tener siempre en nuestras vidas, hay tantos sucesos que podrían hacer que un día ellas ya no estén.

Me preocupa la vida porque no se si estaré utilizando toda mi capacidad para amar; para apreciar las cosas buenas y maravillosas que Dios puso en este mundo, me preocupa no comprender que el dinero no es lo más importante de esta vida, por lo menos no de la mía.
Me preocupa la vida, porque no sé si estoy cumpliendo con Dios para ser el ser humano que el él espero un día que yo sea, me preocupa no estar contribuyendo a mejorar este mundo aunque eso solo signifique que deba mejorar mi propia existencia, mi propia forma de ser.

Hay tantas cosas que me preocupan de la vida; son tantas las cosas que podemos hacer con cada uno de nuestros días, bien sea que nos queden por vivir años o tan solo unos días, porque eso es lo que nos definirá cuando llegue la muerte.

No, no es la muerte lo que me preocupa, esa llegara cuando deba llegar y no hay nada que uno pueda hacer al respecto, absolutamente nada.

Esto es algo que ahora comparto con ustedes con la esperanza de que pueda contribuir a que vivan con menos temor y se animen más a la vida; con la esperanza de que sean ustedes los principales protagonistas de sus vidas, que no sea esta absurda "realidad" la que les robe la vida, la que les dirija por senderos que no les haga felices, que no les quite su absoluto derecho a ejercer la vida con toda su capacidad de amar, en todos los escenarios que estén a su alcance.

Que vivan sin límites; porque realmente no los hay; que puedan desarrollarse como seres humanos antes que cualquier otra cosa en este mundo, sabiendo que a veces se necesita un solo día para descubrir o redescubrir cuan  vivos están.

Para abrazar esa vida que Dios puso en sus manos con todas sus fuerzas, con toda la alegría, con toda la ilusión; porque hasta aquí, tal vez se han cometido algunos errores pero nada se ha perdido para siempre, porque todavía están vivos y mientras lo estén aún hay tiempo para manifestar esa vida en toda su plenitud.

Las personas hemos dejado que sean demasiadas las cosas que nos hay distraído de nuestra vida, vivimos como si el futuro fuera algo que esta garantizado, como si nuestros seres queridos fueran a vivir eternamente a nuestro lado, hemos vivido con tanta altanería la vida que nos estamos perdiendo las cosas simples que son lo esencial de la vida.

No, en definitiva; la muerte no es lo que me preocupa, lo que realmente me preocupa es la vida....

Que esta semana llenen sus días de dicha. Les dejo con esta hermosa canción de marco antonio soliz, hasta la próxima!!!.